VER RESUMEN

Resumen automático generado con Inteligencia Artificial

Un agujero negro supermasivo ha generado la megaestructura denominada Porfirión, con chorros que se extienden a lo largo de 23 millones de años luz, alineando 140 galaxias como la Vía Láctea. Este sistema, descubierto con el radiotelescopio LOFAR y publicado en Astronomy and Astrophysics, es el más grande hallado hasta ahora, datando de cuando el universo tenía 6.300 millones de años. La galaxia que lo alberga está a 7.500 millones de años luz de la Tierra y tiene diez veces la masa de nuestra galaxia. Los chorros emitidos, con una potencia equiparable a miles de millones de soles, plantean interrogantes sobre su impacto en galaxias cercanas y en la evolución del cosmos.

Desarrollado por BioBioChile

Las recientes observaciones realizadas con el radiotelescopio europeo LOFAR han revelado una megaestructura impresionante que ha dejado perpleja a la comunidad científica.

Bautizada como Porfirión, en honor a un gigante de la mitología griega, esta estructura de chorros que emana de un agujero negro mide 23 millones de años luz, lo que equivale a alinear 140 galaxias como la Vía Láctea, señala DW.

Porfirión, descrito en un artículo de la revista Astronomy and Astrophysics, es el sistema de chorros más grande descubierto hasta la fecha y data de una época en la que el universo tenía 6.300 millones de años, es decir, menos de la mitad de su edad actual de 13.800 millones de años.

Estos chorros, con una potencia total equivalente a miles de millones de soles, son expulsados por encima y por debajo de un agujero negro supermasivo, lanzando plasma caliente más allá de la galaxia remota de donde se originan.

Agujero negro: Origen y características de Porfirión

Para localizar el origen de esta colosal estructura, los científicos utilizaron diversos instrumentos como el Radiotelescopio Gigante de Ondas Metálicas de India, el Instrumento Espectroscópico de Energía Oscura del Observatorio Nacional de Kitt Peak en Arizona, y el Observatorio Keck en Hawai.

El análisis, apoyado en inteligencia artificial, ubicó la galaxia en la que se originó Porfirión a unos 7.500 millones de años luz de la Tierra.

Esta galaxia tiene una masa diez veces superior a la Vía Láctea, y el agujero negro que genera los chorros está en un estado activo conocido como “modo radiativo”, donde la materia que cae en el agujero es expulsada en forma de energía y chorros.

El equipo de investigadores, liderado por Martijn Oei del Instituto Tecnológico de California (Caltech), considera que el descubrimiento de Porfirión es solo el principio. Dado que el estudio solo cubrió el 15% del cielo, es probable que haya muchos más sistemas gigantescos de chorros por descubrir.

Un descubrimiento inesperado

Curiosamente, los investigadores no buscaban específicamente estas megaestructuras cuando comenzaron a trabajar con las observaciones del radiotelescopio LOFAR en 2018.

Su interés inicial era estudiar la red cósmica de filamentos que conecta las galaxias. Sin embargo, al analizar las imágenes, se toparon con varios sistemas de chorros extraordinariamente largos, incluyendo Porfirión. “Nos quedamos estupefactos”, confesó Oei, quien resaltó que no esperaban encontrar tantos chorros de este tamaño.

El descubrimiento ha planteado nuevas preguntas sobre cómo estos chorros gigantes afectan a las galaxias cercanas y cómo podrían haber influido en la formación de galaxias en el universo temprano.

Uno de los principales retos ahora es comprender cómo estas estructuras dispersan energía y cómo logran mantenerse estables mientras se extienden más allá de sus galaxias anfitrionas.

Según Oei, este tipo de investigaciones también podría arrojar luz sobre la propagación del magnetismo en el cosmos, un fenómeno que, a su juicio, es clave para entender la vida tal como la conocemos en la Tierra.