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Un pequeño error de traducción de un estudio de 1877 desencadenó una ola de especulaciones sobre una supuesta civilización inteligente en Marte. Esta interpretación llevó a pensar que los marcianos podrían venir a la Tierra a robarse el agua, generando debates y teorías fantasiosas. Sin embargo, las misiones espaciales posteriores como la sonda Mariner 4 de la NASA en 1965 revelaron un Marte árido y sin canales, desmintiendo la existencia de una civilización marciana. A pesar de ello, estudios modernos apuntan a la presencia de agua en estado sólido en Marte, con posibles indicios de vida pasada.

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Un pequeño error de traducción de un estudio de 1877 desató una serie de especulaciones por la época, tanto que los humanos llegaron a pensar que en Marte habitaba una civilización inteligente y que estos “marcianos” podrían venir a la Tierra y robarse el agua.

Todo comenzó porque el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli, aprovechó la gran oposición de Marte, momento en que se encontraba muy cercano a la Tierra, para observarlo con un telescopio. Allí vio unas líneas en su superficie.

El también ingeniero, describió estas estructuras como detalles rectilíneos a los que llamó “canali” en italiano, palabra que fue traducida literalmente como “canales”, que en países como Estados Unidos, por la época, hacía referencia a los canales artificiales hechos por el hombre para acortar distancias marítimas, como el canal de Panamá, por ejemplo.

Una obra de ingeniería como esta, en Marte, solo sería posible si allí habitara una civilización inteligente, pensaron entonces algunos estudiosos del área. La mayoría de los astrónomos de la época se mostraron escépticos, pero hubo algunos de renombre que se permitieron dar rienda suelta a la imaginación y teorizaron más allá.

Los canales marcianos

Según detalla el astrónomo chileno José Maza, en su libro El sistema solar: nuestro hogar en el cosmos (2024) “la idea de los canales marcianos excitó a muchas mentes“.

Una de estas mentes fue Percival Lowell, astrónomo estadounidense que, inspirado por los “canali” de Schiaparelli hizo más observaciones y encontró otros. El italiano entonces también cartografiaba la superficie marciana, o lo que alcanzaba a ver de ella con la tecnología de esa época, y le ponía nombres a estas líneas.

Hubo un gran debate en torno a los supuestos canales y la prensa también aprovechó el momento, especulando y realzando la discusión. Lowell incluso publicó algunos libros en los que planteaba escenarios hipotéticos apelando a la ciencia ficción.

“La interpretación que se dio a los canales marcianos es entretenida y sorprendente. Se suponía que los canales servían para el regadío, llevando agua desde los polos de Marte a las zonas ecuatoriales, donde residían los marcianos y tenían sus plantaciones“, describe el profe Maza en su libro.

Todo esto, en un contexto de extrema sequía global, en un planeta donde apenas llovía y con un sistema de canales como “un recurso desesperado para sobrevivir”, explica el astrónomo.

El pequeño error que hizo creer a los humanos que los marcianos vendrían a la Tierra a robarse el agua
Mapa topográfico de Marte | NASA

“La cultura marciana, de gran desarrollo y manejo tecnológico, tenía la capacidad de realizar estas obras de ingeniería a escala planetaria y, por qué no, de viajar a otros planetas“, señala.

La teoría de los canales se convirtió en una bola de nieve, pese a que no había pruebas concretas, solo dibujos hechos por astrónomos, que incluso no concordaban entre sí. Escaló tanto que a comienzos del siglo XX existía cierto temor por una posible invasión marciana.

“Con ese inmenso desarrollo podían llegar a visitarnos en cualquier momento y, dado que nuestra Tierra posee agua en abundancia, los marcianos, profundamente envidiosos de nuestro privilegio, llegarían a conquistarnos, no ya en busca de oro, sino por el vital elemento: el agua“, dice Maza.

Desmintiendo los canales

Los astrónomos que se dedicaban especialmente a las ciencias planetarias decían no haber visto los supuestos canales, algunos descartaban a Schiaparelli y decían que probablemente habían configurado mal el lente de su telescopio.

Pero la teoría de los canales de Marte no se desmintió definitivamente hasta 1965, con las primeras fotografías que daban una vista cercana del llamado “planeta rojo”.

En ese entonces, la sonda espacial Mariner 4 de la NASA, lanzada un año antes a Marte, sobrevoló su superficie a 10.000 kilómetros de altura, viaje del que envió fotografías sin precedentes a la Tierra. El planeta en realidad era prácticamente un desierto con muchos cráteres.

Después de esto se enviaron más sondas. “Las misiones Mariner revelaron un mundo árido, con una delgada atmósfera de dióxido de carbono, con una presión atmosférica de 0,007 atmósferas, menos del 1% de la presión atmosférica normal de la Tierra. A esa presión no puede existir agua líquida”, puntualiza el profe Maza.

En Marte, de hecho, hay agua, pero en estado sólido en los polos, mientras que en algunas zonas se acumula hielo seco por temporadas. Otros estudios modernos de exploración planetaria han descubierto, por ejemplo, áreas donde en algún momento existieron amplios cuerpos de agua.

Los astrónomos planetarios se atreven a afirmar que hace millones de años hubo lagos y ríos en el planeta rojo, y posiblemente vida. Pero si la hubo, ya no está.

El estudio más reciente corresponde a datos del módulo Insight de la NASA, que se encuentra en Marte, este determinó que bajo su superficie podría existir un enorme depósito de agua. Si se confirma, esta sería la primera vez que los científicos descubren agua líquida en el planeta vecino.