Tres de los casi 800 segmentos del espejo óptico más grande del mundo ya están listos en Chile para armar el Telescopio Extremadamente Grande (ELT) en el desierto de Atacama.
El Telescopio Extremadamente Grande (ELT, por sus siglas en inglés) será el más grande del mundo una vez listo, y se está construyendo en el desierto de Atacama, en Chile.
Según informó el Observatorio Europeo Austral (ESO) los ingenieros y técnicos que están trabajando en el proceso, completaron esta semana un hito en la construcción de este colosal telescopio terrestre.
Resulta que terminaron de añadir una capa reflectante y sensores especiales a los primeros segmentos del espejo primario del telescopio.
“Este nuevo recubrimiento significa que los segmentos están prácticamente listos para comenzar a observar el cielo, una vez instalados en el corazón del telescopio óptico más grande del mundo, a fines de esta década”, dice un comunicado del ESO.
Un espejo gigante para el telescopio más grande del mundo
El ELT será el telescopio óptico terrestre más grande de su tipo, tan gigante que sólo su espejo primario medirá 39 metros, el M1, siendo también el espejo más grande jamás hecho para un telescopio.
“Demasiado grande para ser hecho de una sola pieza de vidrio, estará compuesto por 798 segmentos hexagonales de vidrio cerámico, cada uno de aproximadamente cinco centímetros de grosor y 1,5 metros de diámetro“, describe el observatorio.
Los segmentos de este inmenso espejo se fabrican en Europa, con un proceso de varias etapas. Una vez fabricados son enviados al Edificio Técnico del ELT en el Cerro Paranal, Chile, donde se realiza el recubrimiento de la capa reflectante.
Los primeros 18, de los casi 800, llegaron al país a inicios de este año y para hoy ya se recubrieron 3 de ellos. Este es un proceso bastante complejo, que toma unas 2 horas por espejo y la capa reflectante que se agrega es tan fina, que supera la delgadez de un cabello.
Esta “utiliza 1,7 gramos de plata e incluye capas adicionales de níquel-cromo y nitruro de silicio para mejorar la adherencia al vidrio cerámico y proteger la plata de la corrosión. En total, el recubrimiento tiene alrededor de 120 nanómetros de grosor, o casi mil veces más delgado que un cabello humano“, explica ESO.
Asimismo, se instalaron sensores para detectar desalineaciones y así asegurar que todos los segmentos del espejo funcionen como uno solo cuando estén ya instalados y unidos.
El recubrimiento, además, se deberá aplicar en cada unos de los 798 segmentos antes de ser instalados y se espera que el telescopio esté listo para finales de esta década.
Aunque mantenerlo, será una tarea compleja, puesto que el recubrimiento deberá volver a aplicarse en el espejo cada 18 meses, para garantizar la mejor reflectividad y sensibilidad en las observaciones astronómicas.
“En la práctica, esto significa que dos segmentos necesitarán ser recubiertos todos los días durante toda la vida útil del telescopio. Para facilitar esto, con la mínima interrupción de las observaciones científicas, se están fabricando 133 segmentos adicionales, además de los 798 necesarios para el espejo”, agregan.