Cuando las instituciones generan conocimiento e innovación no sólo promueven transformaciones en los ámbitos específicos que impulsan, sino que necesariamente también dotan de valor público al trabajo académico y visibilizan los importantes esfuerzos que se producen al interior de los planteles universitarios en materia de investigación y desarrollo.
Esas son sólo algunas de las conclusiones y lecturas que pueden desprenderse de un reciente estudio impulsado por la Fundación Imagen de Chile, que destacó a la Universidad Bernardo O’Higgins como una de las instituciones de nuestro país que exponen con más fuerza los resultados de su trabajo académico, y cuya trascendencia es altamente recogida por medios de comunicación que reconocen el valor de los aportes en distintas temáticas.
La medición examinó 26.600 publicaciones de 38 países e identificó que el 48,2% de la cobertura internacional sobre temas científico-tecnológicos ocurridos en el país, provino de descubrimientos en áreas como las Ciencias Físicas y Astronómicas; Ciencias de la Tierra y Medioambientales; e Ingenierías y Tecnología.
Del total de universidades que integran el sistema de educación chileno, nuestra casa de estudios figura en el cuarto lugar de este ranking, sólo por detrás de la Universidad de Chile; la Universidad de Santiago; y la Universidad de Antofagasta.
Sin embargo, la medición nos posiciona por sobre entidades de también extensa trayectoria como la Pontificia Universidad Católica y la Universidad Federico Santa María.
Creemos que ese reconocimiento refleja fielmente la convicción que se tiene respecto de situar a la investigación, la innovación y el desarrollo como ejes centrales del progreso social.
No obstante, cualquier esfuerzo en esta dirección terminará siendo infructuoso si no se comunica adecuadamente o queda circunscrito en los márgenes de cada organismo encargado.
Para avanzar en esa línea, las instituciones de educación superior deberán articular un trabajo colaborativo, que integre a los distintos estamentos académicos y genere gradualmente una cultura de innovación, desde los órganos directivos, pasando por los cuerpos docentes, hasta la comunidad estudiantil.
Como universidad adherimos fielmente a esos principios, lo que queda reflejado en la difusión de nuestras investigaciones, en medios de cobertura internacional, tanto tradicionales como en plataformas especializadas de ciencia y tecnología.
En un país que destina sólo un 0,38% del PIB en materia de I+D, resultaría contradictorio no exteriorizar los esfuerzos de muchas instituciones que, estando comprometidas con el desarrollo del país, terminan por encapsular sus propios avances.
Para ello, debemos transformar en un activo la información científica rigurosamente obtenida, porque sólo así podremos valorizar el esfuerzo y la dedicación que estamos realizando para posicionar a Chile en nuevos ámbitos y transformarlo en un lugar mejor para todos.
Claudio Ruff Escobar
Rector de la Universidad Bernardo O´Higgins