Un bochornoso espectáculo dio el músico estadounidense Ariel Pink, ícono del lo-fi y la música alternativa de los 2000, la noche de este miércoles en la sala RBX (Vicuña Mackenna 1220, Santiago).
El artista y sus dos músicos estuvieron alrededor de 40 minutos en el escenario, sólo improvisando ruido y distorsión con sus instrumentos mientras cumplían con el mínimo de tiempo requerido por contrato.
Pínk, ante la presión de la audiencia, intentó cantar algunas canciones a capella, pero aquello tampoco resultó. Fue pifiado e insultado por la mayoría de los presentes, a pesar de sus discretas disculpas al micrófono.
Lo anterior produjo evidente malestar en los seguidores del autor, quienes se agolparon esta noche en el recinto sin prever el lamentable espectáculo.
Según constató BioBioChile, la paupérrima performance ocurrió debido a un problema administrativo con el bajista de su banda al momento de ingresar a Chile, ya que este no contaba con la indispensable visa consular correspondiente (el bajista, era de nacionalidad australiana).
El hecho, y la posterior performance, sorprendió incluso a la productora a cargo del show, Atenea Events, que en la jornada -ante la inesperada coyuntura- dispuso de un joven bajista chileno para suplir la ausencia (“Se aprendió todos los temas en la tarde”, señalaron fuentes conocedoras de la situación).
Ariel Pink en Chile
De esta forma, el estadounidense se retiró del escenario hacia camarines, donde estuvo cerca de 30 minutos. Tras este lapso, volvió a la sala para afirmar que sí realizaría el show, pero en 3 semanas más.
En el recinto, al momento en que Pink volvía a camarines, también hubo un amago de pelea, entre un espectador y el encargado de la mesa de sonido. Todo esto a raíz del desconcierto del espectáculo ofrecido.
Luego de unos minutos, Ariel Pink se retiró del recinto en un vehículo particular, acompañado por sus dos músicos.
Hay que señalar que Pink fue sindicado como participante en las protestas ocurridas en Estados Unidos en 2020, cuando una multitud irrumpió en el Capitolio en la previa del cambio de mando presidencial que ungiría a Joe Biden.