La Gala, la antesala del Festival de Viña del Mar y uno de los principales focos de conflicto de cara a la edición 2020 tras el “estallido social”, ya tiene su primera baja: Denise Rosenthal, integrante del jurado que también se presentará en el escenario de la Quinta Vergara.
“Nunca he estado muy de acuerdo con la gala, de hecho, no voy a ir”, cuenta la cantante a BioBioChile. “Hace tiempo que no he estado asistiendo, pero la verdad no es un tema que pase por mí si debe hacerse o no, no depende de mí”, agrega.
Rosenthal, quien hoy estrenó su nuevo sencillo Ni Un Fruto (con un explícito mensaje feminista), ve en Viña 2020 una oportunidad para reivindicar el valor artístico del festival, todo esto en el marco de las movilizaciones y demandas ciudadanas.
“Es una posibilidad para reivindicar el festival y realmente centrarnos en lo que significa: un festival de música, de cultura, congregación y unión. La música siempre ha cumplido un rol importante en la sociedad, y es importante habitar espacios populares, masivos como este escenario, para comunicar y decir cosas. Construir”, reafirma.
A pesar de las voces críticas sobre la realización del evento bajo este contexto, la chilena recalca el sentido práctico detrás de la gesta. “También hay que entender que hay mucha gente detrás del festival, muchos trabajadores, para quienes esta es su fuente laboral. Eso es importante ver, comprender y empatizar”, sostiene.
Por ahora, los reparos de la cantante van por otro lado. Una de sus reflexiones, por ejemplo, gira en torno a su rol como jurado de la competencia; una labor que no le es para nada cómoda, y con la que se muestra explícitamente en desacuerdo.
“Me pone también en este aprieto… Es incongruente lo que voy a decir, pero tampoco estoy muy de acuerdo con la competencia en la música, tengo mis posturas al respecto. Y no soy quién para juzgar a músicos que llevan muchos años estudiando desde el folclor, desde herramientas que yo tal vez no he podido desarrollar”, explica.
“No me gusta mucho entrar en juicios personales ni profesionales: creo que son temas bastante negativos y sensibles. Todos tenemos procesos artísticos valorables, y no soy quién para juzgar aquello. Pero voy a hacer mi máximo esfuerzo por comunicar y construir”, asegura.
Consultada sobre las dificultades de plantear temáticas sociales en medio del frenesí de Viña, se mantiene optimista. “Nunca van a estar los espacios perfectos… Pero creo que lo importante está en ver de qué manera podemos habitar estos espacios, dándole un poco la vuelta al torniquete. Mientras más podamos habitarlos, y visibilizarlos a nuestro favor, más constructivo va a ser. Depende de nosotros, los que estamos dentro de las comunicaciones”, dice.
Por ahora, el próximo desafío es su debut en Movistar Arena, agendado para el 12 de diciembre. Allí, se presentará junto a una banda conformada íntegramente por mujeres (12 músicas), además de invitados sorpresa.
“Estamos trabajando para que sea una congregación… Todas nosotras vivimos de esto, esta es una profesión. Y así como es nuestro trabajo, nos gusta abarcar temáticas arriba del escenario que para nosotras son importantes. Queremos que la gente se vaya a la casa con algo. Va a haber harta reflexión, diálogos, música en vivo, momentos de alegría”, vaticina sobre el recital en Santiago más importante de su carrera.
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