“Catalina preguntó a su madre sobre eso de ser mestiza (sic). Doña Águeda contestó que eso era ser mujer primero y también, mujer cruzada por dos destinos, lo que era ser mujer dos veces.” (P 37)
La última novela publicada en vida de Mercedes Valdivieso (1924-1993) es una mirada provocadora de un mito: Catalina de los Ríos Lisperguer, La Quintrala. Para algunos, la mayor psicópata que ha conocido el país, hasta que tuvimos la dictadura. Para otros, una muestra del machismo, misoginia, superstición y un odio a la rebeldía, en especial de mujeres bellas y poderosas.
Publicada en 1991, Maldita yo entre las mujeres ha sido reeditada por Zuramérica Ediciones, como parte de su Colección: Mujeres que rescatan mujeres. Un gran aporte a nuestro patrimonio cultural y al rescate de escritoras nacionales.
Mito de las Catalinas
En la historia de Chile, y del mundo, son escasas las figuras femeninas vinculadas a hechos de sangre. Menos con características psicopáticas. Catalina Lisperguer Flores y Catalina de los Ríos Lisperguer (1604-1665), su hija, vivieron durante la colonia. Fueron rebeldes, orgullosas, bellas y poderosas. Además, eran una mezcla de sangre germana, española e indígena: La abuela materna de La Quintrala, Águeda Flores, era nieta del gobernador Inca de Talagante, algo que no ocultaban. Todos estos factores, las hacían víctimas predilectas de la envidia, de los misóginos. Candidatas a satanizar.
“Debes irte, hermanita, aquí no cabes. El odio a nuestra madre te viene doblado” (p 98), le dice Águeda a Catalina.
Una obra fundamental para crear la imagen actual sobre Catalina de los Ríos fue el libro Los Lisperguer y La Quintrala (Edición aumentada, de 1877), de Benjamín Vicuña Mackenna. Éste se habría basado en los escritos del obispo Francisco González de Salcedo, contemporáneo de Catalina de los Ríos y enemigo acérrimo de ésta y de su familia.
Lo cierto, es que Catalina de los Ríos fue llevada a varios procesos, pero, aparentemente, su poder logró desviar a la justicia o postergarla hasta evitarla en vida. Algunos llegan a adjudicarle 40 crímenes. También es cierto que tenía una de las más grandes riquezas de la época, y que supo manejarla. Nadie duda tampoco, de su gran belleza.
Libros y mucho más
Desde Vicuña Mackenna hasta hoy son varios los libros -y hasta una telenovela- que se han escrito sobre Catalina de los Ríos y Lisperguer. Ensayos y novelas. Incluyendo, entre otros autores, a Joaquín Edwards Bello y Magdalena Petit.
Al morir, Catalina de los Ríos y Lisperguer dejó una gran fortuna, sin herederos. Su único hijo murió siendo niño. Su testamento dejó estipulado el pago de 1.000 misas para ella, sus familiares y seres queridos. El resto lo repartió en la Iglesia. Sin embargo, nadie heredó o tomó el rol de defenderla de mostrar su punto de vista.
Maldita yo entre las mujeres
El libro de Mercedes Valdivieso, publicado originalmente en 1991, mantiene vigencia. La escritora no intenta hacer una novela histórica centrada en hechos, estructurada en base a fechas y datos. Ella busca descifrar la mente como los sentimientos de las protagonistas. Lo hace describiendo una sociedad colonial marcada por las castas raciales, las estratificaciones sociales, el peso de la Iglesia Católica y las supersticiones, un machismo extremo y una sociedad muy violenta. Una violencia exacerbada por la guerra contra los mapuche, el machismo y el racismo, por las envidias y la ambición desmedida.
“Me tapé las orejas y cerré los ojos. Nadie podría alcanzarme, nunca estaría donde me quisieran…” (p 58)
Mercedes Valdivieso recurre a una prosa que, siendo contemporánea, remite a un expresarse antiguo. Una combinación y equilibrio que lleva al lector a situarse, permanentemente, en esa época. En esa forma de pensar, de relacionarse, tan distante a estas mujeres orgullosas y provocadoras.
“Yo hubiera querido centrarme a solas en la calle, y caminar entre el odio de esos ojos que me rondaban y que frente a mí no se atrevían.” (p 75)
Por ejemplo, a pesar de su riqueza y poder, de llegar a manejar sus extensas tierras y su producción, Catalina de los Ríos recibió una muy mala educación, siendo semianalfabeta. Es que, para el rol que le asignaba la sociedad no necesitaba más. Algo que hoy sería impensable. Por ello, en el relato, Catalina de los Ríos se basa en la práctica, en las relaciones, en los conocimientos que recibe, en especial, de mujeres.
“Del abuelo Lisperguer me camina la ausencia en la sangre. Camina hasta mi piel, que yo no pude como él largarme de velas y mares por los límites cerrados que fijaban mis faldas.” (p. 48)
Lo santo, lo perverso y ser mujer
Maldita yo entre las mujeres no niega los crímenes o, al menos, las acusaciones de ellos. Su foco es otro: ser una mujer hermosa, rebelde, autónoma, con mucho poder y habilidades, en ese mundo. Uno donde la mujere sigue las normas y roles asignados, es objeto (sexual) o es víctima de envidias, rumores y persecuciones.
”El cuerpo del hombre se echó atrás en la silla, tiró de su pelo y con cuidado puso después algo en la mesa: “entre lo santo y lo perverso de esta tierra hay tanto como un cabello”, dijo.” (p 79)
Maldita yo entre las mujeres
Mercedes Valdivieso
Zuramérica Ediciones
Santiago de Chile, diciembre de 2023.