El puertomonttino Raúl Ruiz es sin duda el cineasta más destacado del cine chileno.
Por Erwin Vera Salazar
También es el más prolífico, con 120 películas realizadas, tanto en territorio nacional como en el extranjero. Además, es un agudo observador del “chileno”, asunto que plasmaba en cada uno de los guiones de sus películas (incluidas las filmadas en Francia) como en conversaciones cotidianas.
Ruiz. Entrevistas escogidas. Filmografía comentada
Algo que queda de manifiesto a lo largo y extenso del libro, es el deseo de comprender el cine del realizador más allá de lo fílmico. En Ruiz. Entrevistas escogidas. Filmografía comentada, escrito por el académico y poeta nacional Bruno Cuneo, se recopilan y seleccionan 12 largas entrevistas que el director chileno concedió a Cuneo entre los años 70 y 2011, poco antes de que Ruiz falleciera en la, el 19 de agosto de 2011, en la capital francesa.
Con una larga lista de películas realizadas en suelo chileno antes de su exilio, tres son las cintas que podemos nombrar (a modo de ejemplo) dentro de su pasado fílmico en Chile: el clásico Tres Tristes Tigres, El Realismo Socialista y la posteriormente estrenada Palomita Blanca. Son tres realizaciones en las que se observa una narrativa costumbrista e irónica que, tras su llegada al país galo, comenzó a transitar hacia otro tipo de cine. Hacía películas con narraciones laberínticas, influenciado tal vez por esa estancia en el viejo mundo.
Así como lo descrito anteriormente, numerosos son los interesantes entremeses que se dejan ver en las entrevistas junto a Cuneo. En palabras del propio artista, nos llevan a conocer, reconocer y entender la trascendencia del cineasta. A saber por qué, para Raúl Ruiz, Chile siempre fue “parte de la trama” de sus guiones, incluyendo las realizadas en Europa. Para Ruiz, nuestro país “no fue solamente un país de origen, sino una obsesión estética” ….
“Ser” político de Ruiz
En esta publicación del académico Bruno Cuneo, no se obvia la faceta del “Ser” político de Ruiz, ni su socialismo en tiempos convulsos dentro de Chile. Sin embargo, se indica que el cineasta nunca quiso hacer películas militantes. Más bien deseaba autonomía para tomar los hechos y procesarlos, sin entregar una lección política y sin convertirse en un “artista militante”, aunque estaba lejos de no querer intervenir políticamente. Eso era intransable para él.
Las 346 páginas que componen a Ruiz. Entrevistas escogidas. Filmografía comentada, son de una incuestionable valía para quienes deseen conocer más del Raúl Ruiz cineasta y también del sureño, ese que a los quince años ya escribía obras de teatro.
Del primero podemos conocer más de sus obras con el director en primera persona. Por ejemplo, en el capítulo llamado De Una Película A Otra, explica y argumenta (como si de un cuestionario se tratase) las divertidas maneras de encarar cada realización, ya fuese nacional o extranjera. Sin olvidar, tampoco, sus cómo y sus por qué, cuestión indispensable para todo cinéfilo, estudiante de cine o recolector de historias… del puertomonttino tenemos presencia desde la primera hasta la última palabra de este libro. Es que Raúl Ruiz es en esencia un “Ser” chileno.
Recomendable hasta la medula.