Ser un adolescente, gay, criado en una familia conservadora, cercano a la Iglesia y estudiar en el Instituto Nacional puede sonar a clichés dignos para una serie hecha con algún fondo del CNTV para realizar la versión chilena de Skins.

Y si bien puede ser cliché es la realidad que aún viven algunos jóvenes en el país, y el contexto en que ha vivido El Rey Feliz, quien plasmó todo en su blog en Internet y posteriormente en un libro: Cola mala.

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La novela de El Rey Feliz es un retrato atrevido y conmovedor de un joven homosexual que decide experimentar y encontrar su lugar en el mundo en pleno siglo XXI
- Cola mala, editorial Planeta

Son 224 páginas las que cuentan la historia de Rey, un muchacho que de un día para otro vio cómo se rompía la burbuja en que había crecido, ya que su padre le dijo que debía cambiarlo de colegio. ¿Su nuevo destino?: el Instituto Nacional.

Para quienes estén desconectados de la realidad del país, se trata de un establecimiento público y emblemático de Santiago, donde han estudiado ministros y presidente de Chile. El mismo que siempre sale en las noticias por sus movilizaciones.

Allí, el protagonista conocerá cómo lo diferente es rechazado (y aplastado) por la sociedad de la mano de sus compañeros, quienes lo acosan y agreden tanto verbal como físicamente.

Asimismo, el libro aborda su vida sentimental y cómo comenzó a explorar su sexualidad, los riesgos que corrió y, por su puesto, los problemas familiares que debió enfrentar.

El Rey Feliz, no tan feliz

“Me puse Rey Feliz, porque en ese minuto que empecé a escribir estaba en un periodo de mi vida donde no sabía realmente para donde iba (…) Lo menos que era, era feliz”, señaló el joven en conversación con BioBioChile.

Y la verdad es que el relato de feliz tiene sólo el nombre de su protagonista. “Me pareció una ironía súper bonita para empezar a escribir los textos”, indicó.

El proceso fue largo y si bien no lo califica como catártico, sí como liberador. “Tuve que dar cara a mi historia y al contexto que estaba viviendo”, historia que se hizo popular en su blog y rápidamente se comenzó a difundir. En su fanpage en Facebook tiene 240 mil “me gusta”, mientras que en Instagram más de 31.400 seguidores.

El Rey Feliz reconoce que nunca pensó en que su relato se terminaría transformado en un libro, pero cuando le dijeron que su historia había llegado a la gente y que podía servir para hablar de una realidad de la que aún no se habla con plena libertad, Rey decidió darle el “vamos”.

Y según él, no es ni influencer, ni artista, ni escritor. En sus palabras, Rey es “un hueón (sic) aparecido que escribe cosas (…) un cuenta cuentos quizás”.

“Es mi vida, es mi historia, mi realidad (…) finalmente te define como persona, porque nosotros nos creamos en base a experiencias”. En su libro, el joven no tiene tapujos en contar sobre sus primeras relaciones, las fallidas, las fortuitas, las que incluso fueron abuso sin que lo supiera.

El institutano fuera de la norma

En su época en el Instituto Nacional, Rey Feliz escuchó el típico discurso de que los estudiantes del establecimiento serían hombres proveedores y exitosos, perfil en el que no calzaba con su apariencia más afeminada. Incluso, contó que tuvo un profesor que le dijo que los gay “se tienen que ir a bañar separados de los heterosexuales, porque los homosexuales se pueden poner promiscuos”.

Al colegio llegó cuando pasó a séptimo básico y desde un comienzo la cosa estuvo díficil para él. Amigos no hizo, aunque lo intentó, pero simplemente sus temas de conversación no fueron bien recibidos.

Un par de años después, ya en plena adolescencia, una pelea con otro estudiante gatilló que lo cambiaran a otro curso y por fin conoció a “la comunidad cola” del instituto, quienes lo aceptaron.

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Poco a poco todo comenzó a ser reemplazado por empujones, insultos, asomados en los cuadernos, basura en la mochila y chicles pegados en la ropa….
- Cola Mala, editorial Planeta

Tal vez se podría llegar a pensar que al llegar a cuarto medio y estar a meses de iniciar una vida universitaria que indica madurez, el bullying se detendría, pero no. Días antes de su licenciatura en el Teatro Municipal, Rey vio una notificación en Facebook de un evento con más de 300 participantes con el título de “Yo también pifiaré al Rey Feliz”.

“Era súper tóxico. Desde mi punto de vista al menos”, manifestó. Por supuesto, tampoco tuvo educación sexual que abarcara a los homosexuales, pero manifiesta creer que el escaso debate que hay sobre las enfermedades de transmisión sexual “es un tema de la sociedad chilena y del Estado” que no se ha hecho responsable de esto, independiente del Gobierno que esté a cargo.

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Me sentía como una de esas hojitas secas que se caen de los árboles en otoño y que alguien pisa sin querer (…) Después me preguntaba si en verdad me importaba que todos me odiaran”.
- Cola Mala, editorial Planeta