En tiempos de un presente agitado y violento, y un futuro incierto, muchos líderes miran el pasado. Buscando e invocando (supuestas) glorias pasadas.

Así, unos añoran imperios -e imperialismos- pasados, omitiendo el colonialismo al que sometieron a tantos pueblos. Otros añoran a la Unión Soviética y su grandeza territorial, olvidando masacres y los gulags. O fascismos con sus secuelas de represión y crímenes.

En un presente tan violento, aparentemente sin salida, con conflicto tan sangrientos como el
de Ucrania y el de Gaza, con hambrunas y un reordenamiento mundial en proceso, ¿dónde buscar?

Palestina e Israel

Chile acoge, entre otras, a dos grandes migraciones. Las de judíos y palestinos. Hace casi cinco meses, un conflicto muy violento se ha agudizado desde el ataque (terrorista) de Hamas a zonas colonizadas por Israel. Con un saldo de más de 1.139 víctimas (330 de ellos militares) y 200 secuestrados (con una treintena de niños).

La respuesta ha sido devastadora: más de 30.000 muertos (22,3% menores de 10 años, 19,1% de entre 10 y 18 años y 29% de mujeres), 7.000 desaparecidos (bajo los escombros), más de 71.000 heridos. (Cifras aproximadas y cambiantes)

La ofensiva para “eliminar a Hamas” ha implicado la destrucción de 70.000 viviendas y dejar 290.000 inhabitables (hasta el 23 de enero), lo que debiera ser cercano al 70 u 80%. Además de la destrucción de hospitales, mezquitas, colegios y un largo etc.

A lo anterior, se suma la crisis por falta de alimentos, combustible (para desalinizar agua y generar electricidad) y medicamentos. A estas alturas, ya hay personas -niños- muriendo de hambre.

Judíos

El aporte de los judíos a la Humanidad en los más diversos ámbitos es fundamental. Grandes pensadores, científicos y creadores han entregado su genialidad al mundo. La lista es gigante, diversa y rica. Con características como la búsqueda de la excelencia, la introspección, de conocimientos, la vanguardia y capturar la diversidad de lugares donde han vivido. A lo anterior, se suman las duras y dramáticas experiencias de persecuciones -muchas de ellas criminales- y estigmatizaciones, que han moldeado espíritus resilientes, fuertes.

Todo lo anterior, me lleva a un ejercicio de búsqueda de respuestas, luces o esperanzas, posiblemente inútiles, en ese mundo fascinante.

¿Qué escribiría, pintaría, tocaría o pensaría?

Mientras algunos buscan en líderes pasados, invito a buscar en creadores, pensadores, científicos judíos. Por ejemplo, ¿Qué escribiría, o sentiría, Ana Frank (1929-1945) en estos tiempos? ¿Tendría en su mente, en sus preocupaciones y en su corazón a tantos niños que sufren de manera tan brutal?

¿Qué cuentos escribiría Franz Kafka (1883-1924)? ¿Qué lo atormentaría? ¿Cómo serían las cartas que escribiría a su padre?

¿Qué pintaría Marc Chagall (1887-1985)? ¿Además de sus parejas de novios, campesinos y violinistas, qué nuevos temas lo inspirarían?

¿Qué estaría componiendo Gustav Mahler (1860-1911)? ¿Haría una nueva versión de La Canción de la Tierra o una obra que sintetice el dolor?

¿Qué estaría pensando y reelaborando Hannah Arendt (1906-1975)? ¿Qué nuevos conceptos estaría definiendo? ¿O se estaría cuestionando junto a Raphael Lemkin (1900-1959), quien acuñó la palabra genocidio, sobre cómo definir de mejor esa palabra y conceptos como masacre? ¿O estaría descubriendo nuevas formas de actuar y caracterizar el mal?

¿Cómo estaría buscando la luz y el amor Primo Levi? ¿Qué le diría a su madre?

“Si esto es un hombre

Ustedes que viven seguros
En sus cálidos hogares
Ustedes que al volver a casa
Encuentran la comida caliente
Y rostros amigos
Pregúntense si es un hombre
El que trabaja en el lodo
El que no conoce la paz
El que lucha por medio pan
El que muere por un sí o un no
Pregúntense si es una mujer
La que no tiene cabello ni nombre
Ni fuerza para recordarlo
Y si la mirada vacía y el regazo frío
Como una rana en invierno
Piensen que esto ocurrió:
Les encomiendo estas palabras.
Grábenlas en sus corazones
Cuando estén en casa, cuando anden por la calle
Cuando se acuesten, cuando se levanten;
Repítanselas a sus hijos.
Si no, que sus casas se derrumben
Y la enfermedad los incapacite
Y sus descendientes les den la espalda.”

Primo Levi
Se questo è un uomo (Giulio Einaudi Editore, Turín, 2015).
Traducción de Rafael Cadenas
www.revistadelauniversidad.mx

¿Qué estaría escribiendo hoy Primo Levi?

Todas estas personas y tantas más que nos han regalado tanto, ¿Qué estarían buscando en ellos mismos? ¿Qué abismos estarían denunciando? ¿Qué límites estarían marcando? ¿Cómo estarían haciendo de sus propias experiencias y vivencias recursos al servicio de la humanidad?

La lista de personas a las que podemos invocar puede ser interminable. Cómo no agregar a Albert Einstein (1879-1955), Robert Oppenheimer (1904-1967), Charles Chaplin (1889-1977). O Edita Rindler (1913-1986), perseguida por los nazis y el estalinismo que quiso ser enterrada en Chile. Y tal vez sea inútil, pero tratar de ponerse en el lugar de ellos, ciertamente puede ayudar a ver caminos posibles. Sin dudas, son personas que iluminan.