Dos meses después de su detención en Córdoba, Argentina, donde fueron detenidos por cargos de terrorismo luego que la policía confundiera un artefacto artístico con una bomba, los chilenos Felipe Zegers y Gabriela Medrano expusieron en Santiago la obra que tantos problemas les trajo al otro lado de la cordillera.
La instalación, llamada “Parlante Inclusivo”, consiste en un artefacto que es instalado temporalmente en el espacio público con el fin de reproducir la Declaración Universal de los Derechos Humanos en lenguaje inclusivo.
Esta vez, la obra fue instalada hoy viernes en la plaza central del Museo de la Memoria. “Hemos realizado nuestra intervención en distintos espacios públicos de Santiago de Chile y Córdoba (Argentina), donde fue instalado por última vez el pasado 30 de marzo”, se lee en una declaración firmada por ambos artistas.
“La versión original de nuestro artefacto sigue retenido en Córdoba, razón por la que hemos fabricado una nueva versión muy similar a la original”, agregan.
La pieza estará transmitiendo 44 horas la Declaración Universal, en alusión a las 44 horas que estuvieron detenidos en el país trasandino.
“Estamos realizando esta intervención en distintos espacios públicos con la intención de difundir la Declaración Universal de los DD.HH y promover el uso del lenguaje inclusivo, que busca generar una sociedad que se fundamenta en el entendimiento por igual entre todos los seres humanos en base al respeto”, argumentan en el texto. “Nuestra reflexión después de lo que vivimos, es sanar y avanzar canalizando lo sucedido por medio del lenguaje del arte”, finalizan.
El 4 de abril pasado, Medrano reveló detalles del proceso judicial que enfrentaron en Argentina: “Le dimos al juez todas las explicaciones del caso y contestamos todas las preguntas que el tribunal nos hizo, lo cual sirvió para que al final del día nos dejaran en libertad”.
La caja en cuestión, específicamente, contenía un reproductor mp3 y un amplificador, “que para poder funcionar necesita de una batería”. La última pieza fue lo que generó su detención. Luego que huéspedes y trabajadores del hotel sospecharan del contenido y llamaran a la policía, se activó el protocolo de desalojo del inmueble, donde luego se detonó el artefacto.
“Como las baterías no se pueden transportar en el avión, ni siquiera en el equipaje que se despacha, les pedimos a nuestros anfitriones que nos facilitaran una en Córdoba, la cual no pudimos devolver a tiempo y por eso quedó en el hotel. Evidentemente nuestro error fue dejar la batería en ese lugar pero lo hicimos precisamente para respetar las normas”, explicó Medrano.