El director chileno Patricio Guzmán ganó este sábado el Ojo de Oro al mejor documental en el Festival de Cannes por La cordillera de los sueños, ex aequo con los directores de la cinta siria Para Sama.
Guzmán (“El primer año”, “La Batalla de Chile”, “La Memoria obstinada”, “En el nombre de Dios”, entre otros) presentó en Cannes, fuera de competición, este documental sobre la cordillera de los Andes, que cierra su trilogía iniciada con Nostalgia de la luz, sobre el desierto de Atacama, la astronomía, los pueblos originarios y los detenidos desaparecidos, y El botón de nácar, en torno a los indígenas que vivían en las islas del extremo sur chileno, los detenidos políticos de Isla Dawson y los cuerpos de opositores lanzados al mar amarrados a rieles de tren durante la dictadura cívico-militar.
En esta cinta, el cineasta de 77 años se adentra en la “columna vertebral” del país para abordar la represión de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Los dos filmes que hemos premiado hablan de amor, de exilio, de resistencia y de la alegría de desobedecer juntos”, subrayó el jurado, sobre la cinta de Guzmán y el documental sirio, el testimonio estremecedor de una madre en la ciudad sitiada y devastada de Alepo.
Guzmán, a través de su obra, “no ha dejado de celebrar el amor de los chilenos por la libertad y la justicia social”, destacó el jurado.
En la entrega del premio, Guzmán se congratuló de que el género del “documental ocupe su lugar cada año en el Festival de Cannes, es un reconocimiento para todos nosotros”, afirmó en un mensaje leído por uno de los productores del filme.
El documental “Para Sama” es un mensaje de la joven directora siria Waad al Kateab para explicarle a su hija nacida durante el conflicto “la difícil elección” que tomó con su marido Hamza, médico, al decidir quedarse en Siria durante el periodo más sangriento de la guerra.
Con imágenes extremadamente duras que filmó en la calle y en el hospital, la cinta, codirigida con Edward Watts, causó una fuerte impresión en La Croisette.
A propósito de este premio ex aequo, Guzmán dijo sentirse “muy feliz” de compartirlo con una directora siria. “Es una formidable motivación para una joven cineasta y estoy muy emocionado porque me recuerda a mis propios inicios en Cannes en el 75 con la primera parte de mi filme ‘La batalla de Chile"”.