Neruda: el llamado del poeta (HarperCollins, 2018) se titula la nueva biografía sobre el autor de Isla Negra, esta vez a cargo del norteamericano Mark Eisner, quien tras un mochileo por el país en 1998 no pudo despegarse de su figura.
“Estaba en todas partes. Me llené de su poesía y comencé a traducir sus poemas”, dijo al diario La Tercera. Desde Estados Unidos, trabajó en algunos de sus textos, y luego, comenzó un trabajo de investigación de 15 años que culminó en Neruda: The Poet’s Calling, que también publicó en inglés.
Pero, ¿cuál es la novedad detrás de esta nueva biografía? La distancia del autor con el biografiado y la decisión de ahondar en dos de sus episodios más repudiables: la negación y abandono de su hija Malva Marina, quien nació con problemas médicos cognitivos y murió a los ochos años a raíz de una hidrocefalia, y el polémico pasaje de Confieso que he vivido donde relata una supuesta violación a una empleada doméstica cuando fue diplomático.
“Es interesante cómo de la misma manera en que comencé a escribir la vida del ‘poeta de la resistencia’ sin saber que se publicaría justo durante la presidencia de (Donald) Trump, tampoco tenía idea de que la conducta misógina y perturbadora de Neruda, (la cual me esforcé por revelar de manera directa), saldría a relucir en un momento en que nuestros movimientos culturales lidian con esas preocupaciones”, dijo Eisner.
Para el biógrafo, no hay dudas: de acuerdo a su juicio, en muchas ocasiones Neruda actuó “como un imbécil”. Lo anterior lo grafica en cómo trató a Malva Marina y su esposa, a las que terminó abandonando en la miseria y años antes que llegaran buscando refugio a Holanda.
“Es otro ejemplo de un Neruda que se comporta como un imbécil, de alguien que se pone por encima de los demás, una contradicción si se toma en cuenta la compasión y justicia con que se describía a sí mismo”, agregó.
“Es verdad que su matrimonio con Maruca (su primera esposa) probablemente no duraría (…) pero él no tenía que comportarse como un ‘huevón’ (…). Neruda podría haberse separado y haber sido un poco más compasivo y haberle dicho a Maruca que si bien esto no va a funcionar, las apoyaría. Y no simplemente eliminarlas totalmente de su vida, de su existencia entera, como lo hace al no incluirla en sus memorias”, puntualizó Eisner.
Para el autor, este rasgo de misoginia está directamente relacionado con la “confesión literaria” de una supuesta violación a una empleada doméstica nativa de Ceilán (Sri Lanka) en sus días como embajador.
“El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible”, narró Neruda en Confieso que he vivido, sus memorias.
“Hay que recordar, además, que la gente ha estado leyendo sobre esa escena de violación, tal como la presentó en sus memorias, durante más de cuarenta años. Ojalá esta biografía pueda contribuir a la manera en que entendemos la historia literaria, la historia cultural. Y también a los movimientos sociales globales: muchas comunidades han puesto a Neruda en un pedestal por alguna razón u otra, y estas verdades pueden ser perjudiciales para esa imagen”, reflexionó el biógrafo.