La Dra. Alejandra Espinosa, científica del Anillo NEMESIS, descubrió el papel determinante de una enzima en el desarrollo de resistencia a la insulina, antesala de la diabetes II. Dicha enzima es identificada como “NOX 2” y la estrategia de la investigadora consiste en frenar su acción en el organismo.
La resistencia a la insulina es una enfermedad asintomática que, según el Ministerio de Salud, afectaría a un 22% de la población chilena. Uno de los compuestos para atacar este blanco es la apocinina, un antioxidante que ya demostró eficacia terapéutica, en modelos animales de estudio.
La científica del Departamento de Tecnología Médica, de la U. de Chile, ha estudiado a fondo los procesos celulares implicados en esta enfermedad. En ese contexto, ha descubierto el papel clave de esta enzima.
“Hemos observado que en estadios tempranos de resistencia a la insulina, NOX 2 se sobreexpresa al interior del músculo, produciendo muchas especies oxidantes, como peróxido de hidrógeno. Esto a su vez, contribuye a que el mecanismo de la insulina no funcione adecuadamente. Por esta razón, nuestro foco es proponer terapias para detener este proceso”, explica la Dra. Espinosa.
Resistencia a la insulina
Esta patología se caracteriza por la disminución e incapacidad de la insulina para ejercer sus funciones biológicas en el organismo, lo que lleva a que la glucosa –ingerida mediante los alimentos- no llegue correctamente al interior de las células y el músculo, elevando los niveles de azúcar en la sangre por sobre los límites normales.
“Cuando este proceso se vuelve crónico y no es compensado por la insulina secretada desde el páncreas, entonces la situación es muy compleja para los pacientes, favoreciendo el desarrollo de diabetes tipo II, cuyos daños también repercuten en patologías cardiovasculares, pie diabético y neuropatía diabética, entre otros males”, comenta la especialista.
La científica e integrante del laboratorio del Dr. Enrique Jaimovich, también explica que existe una relación directa entre obesidad y desarrollo de resistencia a la insulina, razón por la cual, todos los estudios se han realizado en animales que cursan una ingesta alta en grasas, simulando el consumo de “comida chatarra”.
Respecto del trabajo con apocinina, la científica explica que esta sustancia colaboró con la disminución de especies oxidantes, favoreciendo a la prevención de este problema. Sin embargo, el paso siguiente también contempla la búsqueda y prueba de compuestos aún más específicos.
Aceites naturales y Omega 3
En ese contexto, Alejandra Espinosa está colaborando en investigaciones dirigidas por la Dra. Gladys Tapia, del Programa de Farmacología del ICBM, U. de Chile, que tienen por finalidad probar los beneficios de otros antioxidantes naturales.
Aceites de linaza, rosa mosqueta, chía y quinoa, salmón y jurel, son algunos de los compuestos ricos en Omega 3, que tendrían efectos terapéuticos, de acuerdo a lo analizado en animales de experimentación. “Nuestra idea es emplear ácidos grasos del tipo Omega 3, los cuales pueden obtenerse de muchas fuentes alimenticias. Debemos seguir explorando sus efectos benéficos, con este enfoque preventivo para la población”, señala la Dra. Espinosa.
De esta manera, más que investigar fármacos, la línea de trabajo apunta a conocer qué tipo de alimentación puede contribuir a mejorar la salud, “proyectando un estilo de vida saludable que será útil para la población”, indica.
Actualmente, ya están explorando los resultados con aceite de rosa mosqueta, sustancia proveniente de un vegetal oriundo de Europa, pero que hoy crece de forma silvestre y abunda particularmente, en la octava y novena región de Chile, teniendo además un uso alimenticio y cosmético. El aceite de linaza que se está probando, remonta sus orígenes a una semilla ya utilizada por los egipcios, unos 5 mil años antes de Cristo.
Lo interesante de estas especies, es que sus propiedades también han demostrado beneficios para tratar el hígado graso o esteatosis hepática, condición que implica un porcentaje superior al 5% de grasa en el hígado. Los estudios son dirigidos por la Dra. Gladys Tapia y también cuentan con la colaboración de la Dra. Espinosa. Este problema afecta a alrededor de un 20% de la población chilena y si bien se estima que puede ser inofensivo y reversible en sus inicios, con el tiempo avanzar a condiciones más severas como cirrosis, inflamación y necrosis. Estas investigaciones están a cargo de la Dra. Gladys Tapia, del, y en ellas también colabora la Dra. Espinosa.
Al respecto, la apreciación de la investigadora de NEMESIS es optimista, ya que tanto el hígado graso como la resistencia a la insulina, son condiciones que están vinculadas, y por tanto “poder atacar ambos problemas a través de compuestos naturales”, resulta un aporte aún mayor para la sociedad.
Difusión científica a la sociedad
El Anillo NEMESIS, dirigido por el Dr. Andrew Quest, no sólo se aboca a la investigación de herramientas diagnósticas y terapéuticas para enfermedades crónicas y de alta frecuencia en el mundo, como son la diabetes, el cáncer y las patologías cardiovasculares, fundamentalmente. Sus científicos también se enfocan en entregar conocimiento a la sociedad, entre ellos, la comunidad docente y escolar.
En ese contexto, la Dra. Alejandra Espinosa junto al Dr. Mario Chiong, están realizando jornadas de vinculación, con profesores de colegios públicos y privados. La última de éstas, realizada en la Universidad de Chile y que reunió a catorce docentes, también abordó conceptos como la glicemia y resistencia a la insulina, pero de forma didáctica.
“La actividad de medir glicemia en el laboratorio, es un ejemplo que quisimos entregar, como una forma de incluir y potenciar algunos contenidos de las materias científicas, como física, biología y química las que además, son pedidas por el Gobierno en el currículum docente. Esto hace que sea más entretenida y práctica la enseñanza. Si lo vives queda retenido por más tiempo en tu mente, más que si lo lees”, señala Alejandra Espinosa.
Las experiencias en U. de Chile también han incluido a los propios estudiantes, enseñándoles, por ejemplo, a estudiar las propiedades de su sangre. “Estos talleres contribuyen a hacer que la educación sea más inclusiva, pues en muchos colegios municipales no hay laboratorios. Los niños están ávidos de experiencias diferentes y eso lo hemos visto en nuestras jornadas científicas”.
La importancia de observar y generar preguntas que puedan ser respondidas mediante la experimentación, es otra enseñanza que NEMESIS ha entregado a los docentes, como una herramienta vital para la educación. “La ciencia es una forma de pensamiento. Y el verdadero científico, es aquel que es capaz de ver algo más allá, sobre un objeto y fenómeno”, explica el Dr. Mario Chiong.
En ese contexto, la Dra. Espinosa, también expresa su reconocimiento e importancia al rol del profesor en la formación de las personas, entrega de conocimientos, contención e incluso, en la motivación y vocación futura. Ella misma recuerda cómo su profesor de enseñanza media, Julio Ruiz, influyó en su camino y pasión por las ciencias. “Él marcó mi vida y lo que yo quería ser. Por eso, siento también un impulso importante por motivar a que los alumnos desarrollen sus capacidades y que nuestra Universidad contribuya de manera concreta a mejorar la educación desde las bases”.