El Metro de Santiago es sin duda el transporte más eficiente, limpio y rápido de la capital, pese incluso a la sobrecarga de pasajeros que soporta día a día en los horarios punta desde que se implementó el Transantiago, fecha en la que su afluencia de usuarios aumentó en 1 millón de personas, trasladando a más de 2 millones y medio de capitalinos diariamente.
La construcción de líneas de trenes subterráneos fue pensada en 1922, sin embargo no fue hasta el 24 de octubre de 1968 que se firmó oficialmente el decreto que marca el nacimiento de este medio de transporte, por parte del presidente Eduardo Frei Montalva.
Desde ese entonces, son 108 las estaciones que se distribuyen en los más de 103 kilómetros de extensión del metro, sin embargo, hay algunas cuantas que no figuran en el plano que todos conocemos.
Se trata de las denominadas “estaciones fantasma”, término que obedece a tres conceptos: las estaciones que fueron construidas en parte o en su totalidad y que no se ocupan; las proyectadas que fueron canceladas, y las que “nacen” producto de la especulación de la población.
Al igual que varios lugares del mundo, como Nueva York y París, el Metro de Santiago también tiene unas cuantas “estaciones fantasma”, que llaman la atención de los usuarios de este transporte, y que muchas veces llena de intriga a la población, desatando algunos comentarios y especulaciones acerca de su existencia.
La más conocida en la capital es la estación “Libertad” o “Yungay”, que se ubica en la calle Catedral con esquina Libertad, en Santiago Centro. Esta estación cuenta con toda la obra gruesa terminada, incluidos los accesos y los andenes. Sin embargo, de momento no se ocupa, algo que también molesta a los vecinos del sector que anhelan con tener una estación cercana a sus hogares.
Según comentó Metro a BioBioChile, esto sucede ya que “La demanda proyectada para aquellos sectores en que se construyó en forma parcial la obra gruesa de estaciones y la cobertura del transporte público de superficie no justificaban por el momento su habilitación”.
En diciembre de 2012, la alcaldesa Carolina Tohá recibió en comodato el terreno de la plaza que se ubica sobre el acceso a la estación, lugar que se deseaba recuperar, ya que hasta esa fecha se mantenía enrejado.
No obstante, no es la única: también está la obra gruesa para la estación Echeverría, que se ubicaría entre La Cisterna y San Ramón, en el eje central de la Autopista Vespucio Sur, entre las calles Blas Vial y Maria Vial. En este caso, la historia se repite: el área de andén y pasarela que cruza la autopista están listas, sin embargo faltan por edificar las escaleras, ascensores, torniquetes y mesanina para las boleterías.
De llegar a aumentar la densidad poblacional en los próximos años, la empresa construiría lo que resta de la estación para su uso cotidiano, tal como ocurrió con la estación San José de La Estrella de la línea 4, que gracias a la presión de los vecinos y tres años después de la habilitación de esta línea, fue habilitada.
Si bien en Chile sólo hay dos estaciones fantasma -según la información proporcionada por Metro-, en otros países hay algunas que dejaron de ser usadas y se mantienen abandonadas, sin embargo, se busca cómo reutilizarlas, sacándoles el mejor provecho para los habitantes que la rodean.
Es el caso de la High Line de Nueva York, línea en forma de viaducto elevado (como algunos tramos de la Línea 5) que fue dejada de ocupar en 1980, y que este año -gracias al trabajo de una ONG-, será habilitada como un parque. También está la propuesta de la en ese entonces candidata a alcaldesa de París, Nathalie Kosciusko-Morizet, quien lanzó un concurso para recibir propuestas de los propios parisinos, para ver qué se podría hacer en la estación Arsenal, que quedó fuera de ruta en los planos de metro y que no se ocupa desde 1939.
Santiago está lejos de dejar de usar alguna estación, sin embargo los propios habitantes cercanos a las estaciones fantasma piden que éstas se abran al público, para poder facilitar el traslado en una ciudad que a ciertas horas colapsa.