Con un uso de larga data, la psilocybe mexicana es un hongo pequeño con propiedades psicotrópicas y que era aprovechado por los aztecas para encauzar sus ritos ceremoniales.
Su capacidad para generar alucinaciones de todo tipo son provocadas por la reacción que generan sus dos componentes activos más relevantes; la psilocina y la psilocibina.
Sobre esta última, los investigadores del Hospital Psiquiátrico Universitario de Zúrich, en Suiza, concluyeron que la psilocibina influye en la amígdala cerebral, que cumple un rol relevante en el proceso de emociones como la ansiedad, la ira y la tristeza, entre otras.
Un desequilibrio en la actividad de esta zona, según señala el estudio, puede gatillar trastornos de ansiedad y depresión. Con el descubrimiento estas afecciones podrían tener nuevos enfoques de tratamiento, de acuerdo a lo señalado por Rainier Krähenmann, principal responsable de la publicación de estas investigaciones.
“La actividad elevada de la amígdala en respuesta a los estímulos conduce a las neuronas a fortalecer las señales negativas y debilitar el procesamiento de las positivas”, sostiene el estudio que señala que la psilocibina tiene efectos positivos, al menos en individuos sanos.
El componente estimula regiones específicas del sistema límbico para el acoplamiento de serotonina, generando importantes efectos en el estado de ánimo.
Este estudio aún no ha sido aplicado a pacientes con depresión, aunque Krähenmann aseguró que se continuará por esta vía debido a la importancia clínica de sus conclusiones y la poca eficacia con la que actúan los tratamientos para algunos pacientes.