Ten cuidado si hoy, 28 de diciembre, te enteras de embarazos, anuncios de matrimonio, premios, despedidas o inesperadas muertes de celebridades.
Puede que se trate del llamado “Día de los Inocentes”, una jornada que se presta para jugar diversas bromas a nuestros amigos y a la que también se suman algunos medios de comunicación. Pero, ¿cuál es el origen de esta jovial fecha?
Según la tradición cristiana, la raíz no sólo no tiene nada de alegre sino que se desprende de uno de los registros más trágicos de la biblia.
Esto porque la Iglesia Católica conmemora de forma oficial cada 28 de diciembre la fiesta de los “Santos Inocentes” en base al relato de San Mateo en el Nuevo Testamento, donde se cuenta cómo el Rey Herodes ordenó la matanza de todos los niños menores de 2 años en Belén para asegurarse de que Jesús, el anunciado Mesías, no pudiera seguir con vida, ya que lo veía como un rival a su poder.
Más tarde, la gente creó la tradición de realizar bromas a personas “inocentes” para darle un giro menos doloroso a la muerte de aquellos niños.
Curiosamente, en los países anglosajones esta festividad se realiza el 1 de abril, conocido como el “día de las bromas” o “día de los tontos“, ya que no guarda relación con el almanaque cristiano sino con un error que los franceses y colonias inglesas de Estados Unidos cometieron hace ya varios siglos.
Esto porque a mediados del siglo XVI, las celebraciones de Año Nuevo se llevaban a cabo desde el 25 de marzo hasta el 1 de abril. En 1564 sin embargo, el rey Carlos IX de Francia decretó la adopción del Calendario Gregoriano, que trasladaba la celebración a nuestro actual 1 de enero.
La noticia tardó bastante en llegar a oídos de algunos franceses y sobre todo de las colonias protestantes que se habían avecindado en América, grupos a los que se les denominó “los tontos de abril” por su insistencia en seguir celebrando año nuevo en esa fecha.
De allí sólo bastó ingenio para convertirlo en un día donde gastar bromas a los demás.
No habrás llegado aquí por una de ellas, ¿verdad?