Los cuestionamientos a Juan Emilio Cheyre por su presunta omisión de información en un crimen de lesa humanidad, provocaron este miércoles su salida como presidente del Consejo Consultivo del Servicio Electoral. No obstante, el general (r) ya tiene historial en esta materia.
La renuncia de Cheyre a la dirección del Servel se dio tras reconocer que en 1973 entregó a Ernesto Lejderman, entonces un niño de dos años, a un convento luego de que sus padres, el argentino Bernardo Lejderman y la mexicana María Rosario Ávalos, fueran fusilados por miembros del Ejército.
Fue el 5 de noviembre de 2004 cuando, por medio de un texto difundido publicamente en el diario La Tercera y titulado “Ejército de Chile: El Fin de Una Visión”, el entonces comandante en jefe de esa institución reconoció ante todo el país las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el organismo castrense durante la dictadura militar.
En la columna, Cheyre indicó que “el Ejército de Chile tomó la dura pero irreversible decisión de asumir las responsabilidades que, como institución, le cabe en todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado. Además, ha reconocido en reiteradas oportunidades las faltas y delitos cometidos por personal de su directa dependencia; las ha censurado, criticado públicamente y ha cooperado permanentemente con los tribunales de justicia para, en la medida de lo posible, contribuir a la verdad y a la reconciliación”.
“Asimismo, se ha condolido por los sufrimientos de las víctimas de estas violaciones, reconociendo que recibieron un tratamiento que no se condice con la doctrina permanente e histórica de la institución. Unas violaciones que no justifica y respecto de las cuales ha hecho y seguirá haciendo esfuerzos concretos para que nunca más vuelvan a repetirse”, agregó el general (r).
En el mismo documento, Cheyre justificó las acciones del Ejército como parte de una “óptica propia de la Guerra Fría”, lo que configuró “una visión que condujo a la comprensión de la política desde una perspectiva que consideraba enemigos a los que eran sólo adversarios y a la reducción del respeto a las personas, su dignidad y sus derechos”.
No obstante, el ex director del Servel afirmó también que, en ese contexto, las violaciones a los derechos humanos se dieron porque actuaban “con la absoluta certeza que su proceder era justo y que defendía el bien común general y a la mayoría de los ciudadanos”.
“Se podrá disentir totalmente de esta afirmación, es lícito, pero no es igualmente lícito olvidar ni la lógica de la confrontación que imperaba en ese momento ni el comportamiento consecuente que ella indujo en los chilenos de entonces”, sentenció Cheyre.
Pese a esto, aseguró que “¿excusa el escenario de conflicto global ya descrito las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile? Mi respuesta es una es inequívoca: no. Las violaciones a los derechos humanos, nunca y para nadie, pueden tener justificación ética”.
Cabe mencionar que aunque por medio de este texto reconoció lo ocurrido, no pidió perdón por el actuar del Ejército.
A continuación, lee el texto completo “Ejército de Chile: El Fin de Una Visión”, de Juan Emilio Cheyre”: