Por primera vez después de prácticamente una década, Endesa pidió perdón a las familias pehuenche cuyo cementerio fue inundado por el llenado de la represa de la central Ralco, en Alto Bío Bío.
En un encuentro realizado en el Ministerio de Desarrollo Social, en Santiago, por primera vez desde que se originó el conflicto – en 2003-, se vieron las caras los representantes de la generadora con las familias indígenas que reclaman por los restos de sus parientes, que quedaron a más de 60 metros de profundidad.
La cita fue gestionada por representantes del Ejecutivo, luego de una tensa reunión de hace un par de semanas en la localidad de Ralco, en Alto Bío Bío, ocasión en que los indígenas retuvieron por algunos momentos a autoridades de Gobierno, exigiendo la presencia de Endesa.
Finalmente, representantes de la generadora llegaron a Santiago, ocasión en que uno de su ejecutivos pidió perdón por la inundación del cementerio pehuenche, según confirmó María Curriao, que representa a las familias afectadas.
Aunque ya se descartó la opción de exhumación por su riesgo y alto costo, ahora la pugna está centrada en los restos culturales desenterrados antes de la inundación, los cuales se encuentran dispersos en distintos lugares.
Según María Curriao, la idea es reunir todo el material para ser dispuestos en el hito memorial que se construirá para recordar a los pehuenche sepultados.
Para las próximas semanas se prevé una nueva reunión, también en Santiago, donde se tendrá información más específica respecto de los restos de material cultural, ahora dispersos en cerca de 200 cajas diseminadas entre el municipio de Alto Bío Bío, la Universidad Bolivariana y la fundación Pehuén.