Expertos de la Universidad de Antofagasta (UA) llaman a formar equipos de trabajo entre autoridades, universidades y empresas.
Alarma pública y reacciones de diversos tipos, que van desde cuestionamientos a las autoridades e instituciones, hasta demandas judiciales, provocó el anuncio en cuanto a la supuesta no existencia de contaminación en la bahía de Mejillones, según un estudio recopilatorio realizado por investigadores de la Universidad de Chile, encabezados por el doctor Víctor Marín.
Como una respuesta natural a ese estudio, un grupo de doctores de la UA encabezados por Jorge Valdés, puso sobre la mesa los resultados de una investigación realizada por ellos con el aporte financiero del Gobierno Regional, y que comenzó en el 2005 y que tuvo por objetivo realizar una caracterización ambiental completa de esa bahía, considerando la calidad de las aguas, los sedimentos del fondo y los organismos que allí habitan.
“Desde el 2005 hicimos mediciones de agua, organismos y sedimentos marinos en Mejillones. Asimismo revisamos la información publicada en los informes técnicos y revistas científicas, concluyendo que el desarrollo industrial en la bahía está generando un impacto que se refleja, principalmente en la acumulación de metales en los sedimentos del fondo marino”, explica el doctor Jorge Valdés.
De acuerdo a mediciones realizadas en dos períodos de tiempo, esto es año 2000 y 2005, se observó un incremento de Plomo, Niquel y Zinc en los sectores en donde se localizan las industrias de la zona, así como la presencia de partículas de carbón, elemento que está asociado indiscutiblemente a la presencia y acción de las plantas termoeléctricas instaladas.
“Estos resultados fueron publicados en revistas científicas, por lo tanto, son validados por nuestros pares, y las conclusiones son claras respeto a que el desarrollo industrial en Mejillones ha provocado un impacto”, agregó Valdés.
Ante este escenario, el académico de la Facultad de Recursos del Mar de la UA, señala que es ahora cuando se debe generar una mesa de trabajo, normas de calidad y planes de manejo para la bahía de Mejillones, “crear responsabilidades compartidas entre las autoridades, universidad, servicios públicos y las industrias, para resguardar la calidad del ambiente y la salud pública”, enfatizó.
El estudio, que contó con un financiamiento de 265 millones de pesos aportados por Corfo a través del Fondo de Desarrollo e Innovación, fue realizado por los doctores Marcos Ortíz, Rubén Araya y Jorge Valdés de la Facultad de Recursos del Mar de la UA, apoyados también por profesionales, técnicos y estudiantes de la institución.
Asimismo en Antofagasta un estudio similar al realizado en Mejillones, también habría detectado contaminación en la bahía. “Encontramos evidencia de contaminación tanto en el agua como en el fondo marino cercano a lugares donde tenemos actividades industriales, como Coloso, el puerto y el sector de las petroleras”, indicó el experto.
Respecto a los organismos, el estudio también arrojó la presencia de ciertos metales en, por ejemplo, los ostiones que se ubican en el lecho marino cerca del puerto “encontramos que en algunos casos los índices de presencia de metales son muy superior a la única y básica norma que existe para medir esas concentraciones en organismos marinos para el consumo humano. Al igual que con los resultados de los estudios de Mejillones, también en este caso, las conclusiones han sido publicadas en diversas revistas científicas, y los resultados entregados a la autoridad competente” concluyó Jorge Valdés.