La llama olímpica se apagó, al menos para julio de 2020. Los Juegos Olímpicos de Tokio, que arrancarían el 24 del citado mes, fueron aplazados tras una reunión de urgencia del Comité Internacional con las autoridades de Japón y la organización.
Tras varias semanas de especulaciones y de una ‘avalancha’ de comités que pedían una postergación, el país nipón cedió a la presión y determinó pedir un año de espera, lo que fue aprobado por el COI.
“En las circunstancias actuales y en base a las informaciones suministradas hoy (martes) por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presidente del COI y el primer ministro de Japón han concluido que los Juegos Olímpicos de Tokio deben ser reprogramados después de 2020 y tener lugar como más tarde en el verano (boreal) de 2021, con el objetivo de salvaguardar la salud de los deportistas y de todos los implicados en los Juegos Olímpicos, así como de la comunidad internacional”, anunció el COI en un comunicado.
Poco antes, en Tokio, al término de una conferencia teléfonica con el presidente del COI, Thomas Bach, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, había anunciado que había “propuesto aplazar (los Juegos Olímpicos) alrededor de un año” y que el dirigente olímpico dio su acuerdo “al 100%”.
Una decisión inédita, considerando que la cita de los anillos sufrió boicots (Moscú-1980 y Los Angeles-1984), atentados terroristas (Múnich-1972, Atlanta-1996) e incluso epidemias (SARS en Atenas-2004 o Zika en Rio-2016), pero el mayor evento deportivo mundial nunca había dejado de celebrarse en tiempos de paz.
La pandemia del nuevo coronavirus, que ha contaminado a más de 386.000 personas y provocado más de 17.000 fallecidos en todo el mundo, pudo más esta vez y provocó el aplazamiento, una situación que hasta ahora sólo se había producido con las dos guerras mundiales.
“Se trata de salvar vidas” y “Los Juegos en 2021 serán testimonio de la derrota del virus”
Una decisión que ya se veía venir. Ahora los Juegos Olímpicos se celebrarán el 2021 y sus organizadores confían en que servirán “para celebrar que la humanidad ha superado esta crisis nunca antes vista”.
El presidente del Comité Olímpico, Thomas Bach, así lo cree, a pesar de que intentaron extremar todas las instancias para desarrollar el evento en el presente año.
Entre los motivos que lo llevaron a tomar la decisión, justificó que “nunca hemos visto que un virus se expanda de esta manera por el mundo”.
“Los Juegos Olímpicos son uno de los eventos más complicados de organizar de este planeta, y para armarlos no basta una llamada telefónica”, recalcó.
A pesar de que el impacto económico será de gran magnitud, el directivo alemán le restó importancia: “Lo importante es salvar vidas humanas, por lo que las consideraciones financieras no son prioritarias”.
Clave en esta decisión fue el primer ministro japonés, Shinzo Abe, quien habló con Bach para instarle realizar el evento el próximo año.
Y desde ya lo vislumbra con una gran carga emotiva y con optimismo al recalcar que los Juegos Olímpicos serán “un testimonio de la derrota del virus”.
Deportistas respaldan la decisión: “Tenemos antes un combate más importante por ganar”
El mundo del deporte recibió muy mayoritariamente con alivio y satisfacción la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de aplazar a 2021 los Juegos Olímpicos de Tokio, previstos inicialmente para este 2020, debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
La Federación Internacional de Atletismo (World Athletics) sentenció en un comunicado que “es lo que quieren los atletas y estamos seguros de que esta decisión dará a los atletas, a los directivos y a los voluntarios un poco de respiro y de claridad en esta situación inédita e incierta”.
La misma postura del keniata, Eliud Kipchoge, campeón olímpico de maratón: “Es una decisión muy sabia aplazar los Juegos a 2021. Estoy impaciente por volver a Japón para defender mi título olímpico el próximo año”.
La representante alemana de equitación, Isabell Werth, seis veces medalla de oro olímpica, valoró la decisión expresando que “Es lo que esperábamos y reclamábamos. Ahora el objetivo es mantenernos con buena salud en las próximas semanas y luego (…) veremos lo que pasa, cómo van las cosas, y cuándo debemos prepararnos de nuevo”.
Un poco más breve, pero no por eso menos certero, fue el francés Teddy Riner, doble campeón olímpico de judo: “Tokio, nos vemos en 2021. Tenemos antes un combate más importante por ganar”, aseveró.
El italiano Vincenzo Nibali, ciclista, aprobó que “el COI ha tomado la decisión correcta. El mundo debe combatir esta emergencia, el deporte puede esperar. Tokio 2020 era quizás el objetivo más importante de mi temporada, pero el paso (a 2021) no cambiará mis aspiraciones. Trabajaré duro para llegar a la nueva cita en el máximo de su forma”.
Por su parte, el surfista Gabriel Medina, dos veces campeón mundial, detalló que “me he despertado con esa noticia y creo que es una decisión correcta por parte del COI y de los organizadores de los Juegos Olímpicos (…) Todo el mundo tendrá las mismas oportunidades para prepararse cuando haya fijada una nueva fecha”.
En Chile, en tanto, la ministra del Deporte, Cecilia Pérez, expresó que “valoramos que el COI y el Comité Organizador de Tokio hayan respetado el principio de justicia deportiva y se priorice, por sobre todo, proteger la salud de los deportistas y asumir con responsabilidad los alcances de una fiesta deportiva que históricamente moviliza a miles de turistas”.
Francisca Crovetto, que ya estaba clasificada a la cita olímpica en tiro skeet, dijo a Bío Bío Deportes que “creo que es la decisión más sensata que se puede tener, considerando que a cuatro meses del inicio de los Juegos era casi iluso pensar que íbamos a lograr tener una reprogramación de calendario”.
La ‘maldición de Tokio’, una ciudad que sabe de postergaciones olímpicas
A comienzos de los años 1930, las autoridades japonesas presentaron la candidatura de Tokio para los Juegos de 1940 como un medio para demostrar al mundo su reconstrucción tras el gran terremoto de Kanto en 1923.
Una similitud perturbadora con respecto a Tokio-2020, presentados por el gobierno nipón como los “Juegos de la reconstrucción”, tras el sismo, el tsunami y la catástrofe nuclear de Fukushima en marzo de 2011.
Tokio fue elegida tras una hábil campaña de ‘lobbing’ de Japón, que logró convencer al dictador italiano Benito Mussolini de retirar de la carrera a Roma prometiéndole el apoyo para la olimpiada posterior.
Pese a todo, la celebración de los Juegos quedó progresivamente comprometida por el expansionismo japonés en China, que derivó en una presión diplomática creciente por parte de las potencias occidentales.
En el Japón militarizado de la época, algunas voces en el país comenzaron a poner en tela de juicio la utilidad de organizar unos Juegos en lugar de consagrarse por completo al esfuerzo de la guerra.
El Comité Olímpico Japonés acabó tirando la toalla en julio de 1938, explicando que “los problemas con China” hacen imposible la celebración de los Juegos en Tokio.
Japón renunció también a los Juegos de Invierno de 1940, que debían celebrarse en la ciudad septentrional de Sapporo.
Aquella vez, el COI decidió que la justa de Verano se celebrará en Helsinki y la de Invierno en Saint-Moritz (Suiza), pero ambos eventos quedaron cancelados cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939.
Diecinueve años después del conflicto, en 1964, Tokio se convirtió finalmente en la primera ciudad asiática en albergar unos Juegos Olímpicos.
¿Qué impacto económico tiene para Japón el aplazamiento de Tokio 2020?
La mayor parte de las inversiones, especialmente la construcción de nuevas instalaciones deportivas, ha sido ya realizada y ha contribuido ya al Producto Interior Bruto (PIB) nacional en los últimos años.
El aplazamiento de los Juegos Olímpico debe conllevar por contra una caída para el sector del turismo y del consumo en general, que ya se encuentra en crisis desde hace meses.
La actividad turística en el país comenzó a sufrir a mediados del año pasado por las tensiones históricas reavividas entre Tokio y Seúl, que provocó un boicot masivo a Japón por parte de los turistas surcoreanos, el segundo mayor contingente de visitantes extranjeros al país nipón, únicamente superado por los chinos.
Con la pandemia del nuevo coronavirus este año, Japón se encuentra a la vez privado de turistas de Corea del Sur y de la China continental, que representaron nada más entre ellos dos la mitad de los 31,9 millones de visitantes extranjeros en el país en 2019.
En febrero, el número de visitantes extranjeros en Japón cayó un 58,3% respecto al año anterior, lastrado por un 87,9% de caída de los procedentes de China, según los últimos datos de la Oficina Nacional de Turismo de Japón (JNTO).
Sin embargo, la importancia del turismo para la economía japonesa, muy diversificada e industrializada, es todavía débil: los gastos de los turistas extranjeros pesaban apenas un 0,9% del PIB de Japón en 2018, según el gabinete de estudios económicos CEIC.
El Ministerio Japonés de Turismo había estimado en 600.000 el número de visitantes extranjeros previstos para los Juegos de Tokio-2020.
Los datos del consumo de los hogares en Japón está también con problemas desde octubre, penalizado por la subida del impuesto del valor añadido en el país.
Con la pandemia del coronavirus, Japón se dirige directo hacia una recesión, caracterizada por una contracción del Producto Interior Bruto (PIB) en al menos dos trimestres consecutivos. El PIB japonés había ya reculado un 1,8% en el cuarto trimestre de 2019, comparado con el tercero.
El gabinete de estudios Fitch Solutions estimó el lunes que el PIB japonés retrocedería un 1,1% en 2020, en vez de la previsión anterior de un 0,2%, por efecto del impacto el Covid-19 en el consumo, el turismo y las exportaciones.
El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio podría aumentar todavía más esa previsión negativa, “de 0,5 a 0,8 puntos de porcentaje”, avisó Fitch Solutions.
La ausencia de un evento así debería “afectar la confianza de los consumidores japoneses”, además de privar al país de 240.000 millones de yenes (2.000 millones de euros) de ingresos relacionados con los espectadores extranjeros, estimó Takashi Miwa, economista de Nomura preguntado por la AFP.
Los economistas de SMBC Nikko Securities predijeron el martes que el aplazamiento de los Juegos Olímpicos tendrá un impacto negativo total de 660.000 millones de yenes (5.500 millones de euros) en el PIB japonés de este año.
Pero como se trata de un aplazamiento del evento y no de una cancelación definitiva, el impacto en el crecimiento debería tener un impacto nulo a largo plazo, puntualizan.