Esta semana se cerró uno de los casos científicos más controvertidos de los últimos años, ya que el investigador chino He Jiankui fue condenado a tres años de cárcel por haber creado los primeros bebés modificados genéticamente. Aviso que entregó a fines de 2018.
El académico de la Universidad de Shenzhen fue sometido a un juicio sorpresa y a puertas cerradas en un tribunal del estado antes mencionado. Junto con la sentencia a prisión, deberá pagar una multa de tres millones de yuanes (315.016.997 pesos chilenos).
A eso se sumó, además, el quedar inhabilitado de por vida a llevar a cabo experimentos y actividades ligadas al mundo de la ciencia y la salud, estableció la agencia china Xinhua.
“Se le ha declarado culpable de llevar a cabo, de manera ilegal, la edición genética de varios embriones humanos con fines reproductivos”, indicó el magistrado en el momento de dictar la pena para el investigador de 35 años.
De acuerdo al análisis que hicieron autoridades de su país el caso es especialmente grave, ya que los reportes incriminatorios sostienen que Jankui no obedeció “las regulaciones nacionales sobre investigación científica y gestión médica de manera deliberada”.
Junto con eso, el fallo estableció que el científico falsificó documentos e información sobre sus estudios académicos, por lo que “rebasó toda línea ética para reclutar parejas en las que el hombre fuera portador del VIH y la mujer no”.
En este sentido, el objetivo del equipo era intervenir el ADN de los embriones para desactivar el gen CCR5, el cual es empleado por el VIH para acceder al sistema inmunológico de los seres humanos.
Un anuncio controvertido
Fue el 28 de noviembre de 2018 cuando He Jiankui anunció en una conferencia de prensa que había realizado un experimento en el que modificó el ADN de dos embriones a modo de originar una nueva técnica de combate contra el VIH.
En ese entonces, el hombre declaró que usó una técnica llamada Crispr, en la cual alteró un gen de embriones humanos para posteriormente implantarlos en el vientre de una mujer, la cual dio a luz a gemelas en ese mes.
A eso sumó el presunto envío de su investigación a una revista científica especializada en Estados Unidos, la cual hasta el día de hoy no ha anunciado ningún artículo de discusión en particular.
En ese entonces, se consideró como grave que Jankui hubiera anunciado el nacimiento de estas dos gemelas antes que la investigación en sí fuera revisada por otros colegas, lo que se tomó como un desafío a los convencionalismos de la comunidad científica.
Sin ir más lejos, esa semana sus colegas en Estados Unidos y Europa expresaron sus sospechas de que el hombre hubiera tomado otras medidas en secreto para ir en contra de las normas y el marco legal respecto a este tipo de estudios.
No obstante, semanas después de que Jankui informara sobre sus estudios comenzó otra polémica, ya que medios internacionales informaron que el rastro del académico se había perdido por completo.
Desde ese momento comenzaron las especulaciones respecto al destino del hombre, quien pasó varias semanas sin ser visto por sus cercanos en las inmediaciones de la facultad de Ciencias de la Universidad de Shenzhen o en su domicilio particular.
Junto con eso, en marzo pasado, el presidente de la universidad, Chen Shiyi, había pedido que el científico volviera a la ciudad antes mencionada para ser puesto bajo arresto domiciliario dentro del propio campus.
Aunque unos días después se supo que el propio gobierno de su país lo tenía bajo arresto en una cárcel de su ciudad, medida que después pasó a ser arresto domiciliario, a la espera de su juicio respectivo.
Por qué el caso escandalizó a los científicos
Conocido este experimento, la polémica se hizo evidente al interior de la comunidad científica, tanto en China como el resto del mundo, quienes criticaron los métodos utilizados por Jiakui.
Las principales críticas apuntaron hacia la “poca ética” que habría tenido a la hora de llevar a cabo un procedimiento que es considerado como ilegal en la mayoría de los países en el mundo.
Dentro de su país, 122 científicos firmaron una declaración pública en la cual mostraban su rechazo a la experimentación que había realizado el académico en los últimos años.
“Cualquier intento de hacer cambios en los embriones humanos mediante las modificaciones genéticas es una locura. A eso se suma que el nacimiento de estos bebés representa un riesgo bastante alto para sus madres”, indicaron.
Aquellas declaraciones fueron abaladas por viceministro de Ciencia y Tecnología de China, Huang Wei, quien en ese entonces informó de la suspensión de la licencia de Jiankui para experimentar; calificando su actitud como “estremecedora e inaceptable”.
Al análisis también se sumó el Nobel de Medicina David Baltimore, quien calificó al académico como un “profesional irresponsable”.
De acuerdo al análisis de un grupo de científicos estadounidenses al medio The New York Times, el error más graves de Jiankui fue alterar genes perfectamente normales dentro de la fase de experimentación.
El grupo convino en que estas acciones de alteración de ADN deben llevarse a cabo tras una deliberación exhaustiva y sólo con el propósito de tratar enfermedades graves para las cuales no existen otras opciones.
En cambio el docente chino, aseguran, inhabilitó genes normales como el CCR₅.
“Si bien las personas que nacen con ambas copias del CCR₅ inhabilitadas son resistentes al VIH, son más susceptibles al virus del Nilo Occidental y a la encefalitis japonesa. Además, hay formas más sencillas y seguras de prevenir una infección de VIH”, expusieron en el Times.
En este sentido el médico Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, expuso que casos como el de He Jiankui podría desalentar a realizar experimentación de este tipo dentro del marco legal.
“Si sigue habiendo desventuras científicas de proporciones épicas, una tecnología que constituye una enorme promesa para la prevención y el tratamiento de enfermedades se verá ensombrecida por la indignación pública, el temor y el rechazo justificado de la gente”, admitió.