¿Cómo se están estudiando las aves más australes de Chile y qué nos dicen sobre los ecosistemas?

Créditos: Jordi Plana | Universidad de Chile | Omar Barroso
Publicado por Sara Jerez
La información es de Comunicado de Prensa

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Miércoles 08 enero de 2025 | Publicado a las 12:16 · Actualizado a las 14:22

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La Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, ubicada en el extremo austral de Chile, celebra 25 años de monitoreo de aves. Este programa ha recopilado 20 mil datos de aves individuales, destacando la importancia de las aves como indicadores del ecosistema y vectores potenciales de enfermedades. Con más de 160 especies registradas, al menos 60 son monitoreadas regularmente en estaciones de investigación.

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La Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos, un área reconocida por su biodiversidad única en el extremo sur, está celebrando 25 años de monitoreos de las aves más australes de Chile, liderados desde enero del 2000 por los investigadores Ricardo Rozzi y Rodrigo Vásquez, del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC), la Universidad de Magallanes y la Universidad de Chile.

Este programa ha registrado 20 mil datos de aves individuales y sigue generando descubrimientos con impacto tanto en la ciencia como en la conservación global de la biodiversidad.

Con más de 160 especies registradas en la reserva, las aves son las principales protagonistas de este esfuerzo. Al menos 60 especies han sido monitoreadas regularmente en las estaciones de investigación, donde se recopilan datos sobre su migración, reproducción y salud. Muchas de estas aves son migratorias, con rutas que abarcan desde distancias cortas hasta transcontinentales.

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¿Qué nos dicen las aves sobre los ecosistemas?

Carlos Valeris, investigador del CHIC residente en Puerto Williams, destaca que las aves no solo son indicadores clave del estado del ecosistema, sino también vectores potenciales de enfermedades, lo que las convierte en un tema de estudio crucial.

“En esta región, donde no hay grandes mamíferos nativos ni reptiles, las aves son el grupo dominante y nos permiten entender cómo se conectan diferentes ecosistemas a través de sus movimientos“, explica.

El proceso de monitoreo de aves en Cabo de Hornos comienza con la instalación de redes de niebla, estructuras casi invisibles que se colocan estratégicamente en el bosque o en las playas según las especies que se necesita estudiar. Estas redes permiten atrapar aves de manera temporal y están diseñadas para evitar lesiones.

aves australes de Chile
Becacina | Jordi Plana

En el caso de las aves costeras, como los playeros aliblancos, que recorren miles de kilómetros desde Alaska y Canadá, los métodos son diferentes, debido al entorno marino y las condiciones climáticas. Aquí se utilizan redes especiales instaladas en el suelo, conocidas como newsmax, que se basan en los movimientos naturales de las aves para capturarlas.

De hecho, un equipo coordinado guía cuidadosamente a los grupos de aves hacia estas redes, aprovechando el comportamiento gregario de estas especies. “La clave está en minimizar el estrés de los animales“, explica Valeris.

“Las aves se capturan de manera rápida y se manejan con cuidado para que puedan ser liberadas en óptimas condiciones”, agrega.

Playero aliblanco
Playero aliblanco | Wikimedia Commons

¿Cómo se estudian las aves más australes de Chile?

Una vez capturadas, las aves son analizadas con una serie de procedimientos científicos que permiten su identificación y monitoreo. Los investigadores colocan anillos metálicos y de colores en sus patas, similares a un número único de identificación. Este anillado permite rastrear el historial de cada ave, incluyendo recapturas y cambios en su estado físico.

En casos de estudios de aves migratorias, a algunas se les ponen transmisores de radio o geolocalizadores, que registran datos como amaneceres y atardeceres, información clave para determinar sus rutas. La información de estos geolocalizadores, que son como pequeñas mochilas que pesan menos de un gramo, se descarga cuando los pájaros regresan al sitio de captura.

Uno de los avances más recientes es la instalación de la antena Motus más austral del mundo en Puerto Williams. Este sistema, liderado por la joven investigadora de CHIC, Rocío Jara, es parte de una red global que permite rastrear aves equipadas con radiotransmisores a distancias de hasta 15 kilómetros.

Tucuquere
Tucúquere | Omar Barroso

Con más de 1.100 antenas distribuidas en 24 países, Motus ha revolucionado el estudio de las rutas migratorias.

Un caso emblemático fue el de dos aves playeras marcadas en Bahía Róbalo, en las afueras de la reserva. Estas pequeñas viajeras, conocidas como playeros aliblancos, recorren más de 13.000 kilómetros desde Alaska y Canadá para llegar a Cabo de Hornos. En enero, una de ellas fue detectada en Nebraska, Estados Unidos, demostrando la conectividad entre ambos continentes.

Descubriendo nuevas aves

El programa de monitoreo también ha llevado a descubrimientos significativos, como la descripción de una nueva especie de rayadito en las islas Diego Ramírez en 2022. Esta ave, adaptada a un ambiente sin árboles, presenta características físicas y genéticas únicas que la separan de sus congéneres del continente.

Además, el estudio de las plumas mediante ptilocronología ha permitido a los científicos analizar patrones de crecimiento que reflejan la salud y condiciones ambientales de las aves.

Este método, desarrollado por Valeris durante su doctorado, reveló diferencias en las estrategias de muda entre machos y hembras de chincoles, adaptadas a las demandas reproductivas y ambientales.

“Las hembras, al invertir más energía en la incubación y crianza, retrasan su muda, pero les crecen más plumas al mismo tiempo, lo que compensa el tiempo perdido”, explica Valeris.

Aves australes de Chile
Rayadito subantártico | Universidad de Chile

“El invertir energía adicional en el desarrollo del plumaje deja a las hembras más vulnerables, pero al mismo tiempo ellas demuestran su capacidad de adaptación para incubar exitosamente en las frías condiciones extremas del Cabo de Hornos”, añade.

Desafíos climáticos y éticos

El cambio climático ha traído nuevas amenazas, como la presencia de mosquitos del género Aedes, que podrían introducir enfermedades como la malaria aviar en la región. Aunque aún no se ha confirmado su impacto, la vigilancia es constante para prevenir posibles consecuencias catastróficas, similares a las experimentadas en Hawái.

El trabajo de monitoreo, además, cumple con estrictos estándares éticos. Cada ave capturada, ya sea en bosques o en playas, es tratada con cuidado para minimizar el estrés y asegurar su bienestar antes de ser liberada.

“No es solo una cuestión ética, sino también científica”, asegura Valeris. “Un ave en buen estado físico es más propensa a completar su migración y regresar al siguiente año”.

Pájaro carpitero
Pájaro carpitero | Jordi Plana

Con más de 25 años de experiencia, el programa continúa ampliando sus horizontes. Nuevas tecnologías y colaboraciones internacionales fortalecen la capacidad de los investigadores para entender las dinámicas ecológicas y mitigar las amenazas emergentes. “Nuestro objetivo es no solo generar conocimiento, sino también proteger este ecosistema único y ayudar a las comunidades locales a prepararse para enfrentar los desafíos del futuro”, concluye Valeris.

Ricardo Rozzi, presidente del CHIC, destaca que las aves son los organismos mejor conocidos a nivel mundial: “En Cabo de Hornos los pájaros son los vertebrados más diversos y abundantes, que adquieren una importancia sobresaliente al menos en tres ámbitos: la conservación de la biodiversidad, la sintomatología de impactos del cambio global y el desarrollo de formas innovadoras de turismo sustentable”.

“En la conservación destacan especies como el albatros de cabeza gris (Thalassarche chrysostoma), que está en peligro de extinción y posee sus mayores colonias reproductivas en las islas Diego Ramírez.

Albatros de cabeza gris
Albatros de cabeza gris | Diego Ramírez

En estas mismas islas, el año 2022 los investigadores del CHIC descubrimos una nueva especie, el rayadito subantártico (Aphrastura subantarctica), sorprendiendo a la comunidad científica mundial con el hallazgo de procesos evolutivos que están en curso y son análogos a aquellos que experimentan los pinzones de Darwin en las islas Galápagos, Ecuador”.

Respecto a la sintomatología de impactos del cambio global, el científico indica que “durante más de dos décadas, los investigadores del CHIC hemos monitoreado en la sangre de las aves de Cabo de Hornos la presencia de plasmodios que causan la malaria aviar.

En años recientes no solo confirmamos la presencia de los plasmodios, sino que también de mosquitos de los géneros Anopheles y Culex, que al picar a las aves transmiten estos protozoos patógenos desde aves que migran a latitudes tropicales como el fío-fio (Elaenia albiceps) hacia aves residentes como el cometocino (Phrygilus patagonicus) o el rayadito (Aphrastura spinicauda). Esto causa preocupación en el mundo de la conservación porque eventualmente podría causar extinciones masivas de poblaciones de aves subantárticas”.

aves australes de Chile
Rayadito subantártico | Universidad de Chile

Finalmente, el Dr. Rozzi afirma que “el aviturismo representa una esperanza para la reconexión de los ciudadanos con la belleza y los múltiples valores de la biodiversidad. Además, es uno de los mayores ingresos económicos en el ámbito del turismo de la naturaleza e involucra a múltiples actores de las comunidades locales”.

“Por ello, en la Escuela Técnica del CHIC-UMAG que imparte la carrera Turismo y Conservación Biocultural en Puerto Williams, la especialización en aviturismo cobra la mayor relevancia. Por ejemplo, hemos creado la actividad ‘corazón a corazón con las aves’ donde los visitantes pueden sentir sus propios pulsos cardíacos y aquellos de las aves, captando emocionalmente la importancia de sintonizar los ritmos de la naturaleza y de la sociedad”, concluye.

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