El ingeniero nuclear Paul Wouters, encargado de la seguridad nuclear del proyecto internacional International Thermonuclear Experimental Reactor (ITER) para el desarrollo de la fusión nuclear, está convencido de que esta forma de producción de energía va a ser “parte de la solución a la crisis climática”.
“Es una energía mucho más limpia”, afirma Wouters en una entrevista con EFE, tras participar en el ciclo ‘Europe Talks’ del CaixaForum Macaya de Barcelona, con motivo de la presidencia belga del Consejo de la Unión Europea.
Paul Wouters es el jefe del Proyecto de Seguridad Nuclear y Licencias en ‘Fusion for Energy’ (F4E), la agencia de la Unión Europea (UE) que gestiona la aportación de Europa al ITER, un reactor experimental de fusión.
La fusión nuclear es un proceso de obtención de energía, aun en desarrollo, en la que dos isótopos de hidrógeno (el tritio y el deuterio) se fusionan con la ayuda de altas temperaturas, que pueden llegar hasta los 10 millones de grados centígrados, para conseguir helio y neutrones.
La fusión libera el helio, que es un elemento más pesado, y unos neutrones “rápidos”, de los que se obtiene la energía final.
Un pequeño Sol en la Tierra
Wouters explica que este tipo de energía ya existe en el Sol y lo que están haciendo en el ITER es “intentar replicar una pequeña estrella en la tierra”.
Una de las grandes ventajas de esta energía es que la fusión es “mucho más limpia” que la fisión, la de las centrales nucleares actuales y sus residuos tienen una vida menor.
Otra gran ventaja de la fusión es la posibilidad de obtener el hidrógeno necesario a partir del agua del mar, lo que, según Wouters, la convierte en una fuente “barata e infinita”.
El objetivo de la fusión, según el experto, es producir un 50 % o 60 % como base del total de la producción energética, y puntualiza que será complementaria a otros tipos de energía, como la solar y la eólica, con el objetivo de reducir la huella de carbono al mínimo.
Así, la fusión nuclear será “parte de la solución al cambio climático”.
El ITER como “símbolo de paz”
El proyecto ITER comenzó en 1985 con EE.UU., la Unión Soviética, Japón y la UE, y en 2006 se unieron China, India y Corea del Sur.
Según Wouters, “de alguna manera, este proyecto marcó el final de la Guerra Fría. Fue un símbolo de paz” y añade: “Queremos que lo siga siendo”.
De hecho, el modelo de reactor de fusión que utilizan en las instalaciones del ITER, ubicadas en Cadarache (Francia), fue un invento soviético.
Este reactor de fusión, también llamado ‘Tokamak’ (acrónimo de una expresión en ruso que significa “cámara toroidal con bobinas magnéticas”), está diseñado para aprovechar la energía de la fusión de los átomos, la cual se absorbe en forma de calor en las paredes del reactor para terminar produciendo electricidad, a través de turbinas y generadores con el vapor que previamente ha producido.
La competencia mundial del futuro
Wouters señala que “es cuestión de tiempo que la fusión empiece a ser funcional”. “El avance de las tecnologías ha sido muy notable en estos últimos años, por lo tanto los métodos que utilizamos en los reactores serán cada vez más fáciles de aplicar”, añade
Ante las grandes ventajas que los expertos asocian a la fusión, es fácil pensar que, llegado el momento, habrá una pugna por conseguir producir la mayor cantidad de energía a partir de esta tecnología, puesto que será una energía “verde, infinita y muy barata”.
“ITER es un proyecto experimental donde todos compartimos nuestros resultados y nuestras formas de construir este tipo de reactores”, subraya, pero una vez terminen las pruebas del reactor experimental en Francia y se demuestre su funcionalidad práctica, se abrirá una “verdadera competencia” para ver quién es el primer país en tener un modelo para comercializarlo.
Para Wouters, la llegada de la fusión supondría la reducción de las energías fósiles pero no un “bloqueo” a los países productores de esas energías, puesto que “están utilizando energía nuclear para producir electricidad para bombear su propio combustible”.