El gigante minero ruso Nornickel admitió este domingo que una de sus plantas de enriquecimiento de minerales en el Ártico vertió aguas usadas al lago Piasino, un mes después de otro episodio de contaminación sin precedentes de hidrocarburos en la misma región, del cual ellos fueron culpables.
Según un comunicado publicado en la página web de Nornickel, el incidente tuvo lugar en la planta de enriquecimiento de Talnakh, situada cerca de la ciudad ártica de Norilsk.
Las aguas sucias, utilizadas en el tratamiento de minerales que se extraen en la región, “desbordó un estanque” esta jornada y fueron vertidas a la naturaleza, según la compañía.
No obstante, el personal logró “parar” el vertido, el que no representa “ninguna amenaza de fuga de desechos”, de acuerdo a la nota oficial de Nornickel.
En el mismo escrito, la compañía anunció que los trabajadores involucrados en el hecho fueron suspendidos de sus labores de manera inmediata.
La portavoz de Nornickel Tatiana Egorova confirmó a la AFP que los empleados de la planta habían decidido “verter agua purificada del estanque” y se abrió una investigación interna.
Pese a ello, los servicios del ministerio ruso de Emergencias, citados por la agencia pública Ria Novosti, hablan de riesgo de contaminación del caudal del río Kharayelakh por sustancias tóxicas.
El comité de fiscalización ruso confirmó en un comunicado el “vertido no autorizado de desechos líquidos en la zona de tundra”, cerca de Talnakh, y anunció la apertura de una investigación.
Por su parte, el diario opositor Novaya Gazeta acusó que la planta verte ilegalmente, y cuando quiere, aguas sucias en la naturaleza.
Según sus corresponsales locales, los empleados de Nornickel desmontaron tuberías para desechos rápidamente cuando llegaron investigadores y servicios de emergencia.
Se trata del segundo incidente de este tipo en menos de un mes en la región. El 29 de mayo, las 20 mil toneladas de carburante de un tanque de una central térmica de Nornickel se vertieron en el río Ambarnaya y territorios vecinos, tiñendo de morado el agua.
El presidente Vladimir Putin decretó entonces estado de emergencia en esta región del Ártico ruso, rico en minerales y carbón.
