Hasta el 4 de marzo de este año, en Chile se han registrado 8 femicidios consumados, de acuerdo a cifras entregadas por el Servicio Nacional de la Mujer y Género. No obstante, detrás de esta lamentable cifra existe una aún más preocupante: la de femicidios frustrados, la que asciende a 22 en lo que va del año.
Es de conocimiento general que los asesinatos de mujeres en relaciones de pareja son antecedidos por episodios de violencia -física y/o psicológica- por lo que es correcto poner atención, de igual manera, a este último número.
Aunque estas 22 sobrevivientes no resultaron muertas, sí fueron víctimas de una violencia que tenía tal propósito y aún se encuentran en riesgo de volver a serlo.
Aunque la muerte es una de las más lamentables consecuencias de la violencia de género también existen otras que afectan directamente a la salud mental.
Violencia de género y salud mental
Svenska Arensburg, especialista en violencia de género de la Universidad de Chile, explica que los “diagnósticos depresivos o ansiosos están presentes en mujeres que han vivido violencia de género”.
La razón detrás de estas diagnosis se debe, de acuerdo a Arensburg, a que “hay una dificultad enorme para encontrar dónde darle un lugar a esa experiencia” de violencia, por eso – asegura – es tan importante la “necesidad de visibilizarla públicamente” para la víctima.
Según la psicóloga, si no se reconoce por parte del círculo cercano a la víctima, la violencia puede desencadenar otros tipos de diagnósticos y síntomas físicos aparte de los de salud mental.
“El no reconocimiento de esta violencia puede llevar a la mujer a sufrir, incluso, dolores físicos, alteraciones del sueño y problemas cardiovasculares”, detalló Arensburg.
Según la profesional, el problema, de hecho, no es sólo de los familiares, amigos o personas de valor que rodean a la mujer, sino que también yace en el sistema de salud.
“Las mujeres llegan al sistema médico y psiquiátrico que les entrega medicamentos, pero que no pone escucha ni hace un reconocimiento que haga posible hablar de esa historia de violencia”, afirma.
Los estragos de la violencia de género en la salud mental, según la especialista de la Universidad de Chile, también causa problemas relacionados con el autoestima en la vida cotidiana.
“Muchas mujeres que viven violencia de pareja tienen dificultades con su vida cotidiana, ya sea en el espacio público o profesional” comienza diciendo, “se sienten más incapaces, con dificultad para darse credibilidad de sus propias competencias y entonces comienzan procesos depresivos que pueden provocar problemas laborales” asegura.
Abuso sexual y salud mental
Aunque el abuso sexual no está considerado dentro de las conductas de violencia de género, si forman parte importante de ellas.
De acuerdo a la psicóloga de VidaIntegra, Paulina Pérez, el manejo y contención de un abuso sexual tiene gran relevancia en la vida de las mujeres.
“Un niño que fue abusado en la infancia, tiene diez veces más posibilidades de cometer suicidio en la adultez”, asegura la profesional.
No obstante, señala que en estos casos cobra un rol preponderante la contención del círculo cercano, ya que el apoyo adecuado podría -literalmente- salvar vidas.