“Tres matrimonios, tres terapeutas, y lo he vuelto a hacer, otro chico malo. Estoy tan mal con esto. Es muy deprimente. Pienso en tener citas y luego me detengo. Me llevó demasiado tiempo recuperarme del último colapso, que no fue muy diferente del desastre que lo precedió. Sola. Elijo estar sola a los 46. No tengo la energía para esperar y estar decepcionada de nuevo”.
Con este relato la escritora Peg Streep -autora del libro Daughter Detox: Recovering from an Unloving Mother and Reclaiming Your Life (Desintoxicación de hija: Recuperándose de una madre no amorosa y reclama tu vida)- grafica lo que escucha de muchas mujeres que se han rendido o están a punto de olvidarse del amor de pareja, luego de sufrir numerosos fracasos en este ámbito.
“Muchas reportan que ven patrones en los hombres que les atraen, que tienen rasgos narcisistas, que no están emocionalmente disponibles, que controlan o que son agresivos, y no se sienten atraídas por el tipo amable”, señala la mujer que lleva años investigando el tema, en una columna publicada en el portal especializado en salud mental Psychology Today.
Para explicar esta situación, Peg rescata el relato de Jill, una mujer que recurrió a ella en busca de ayuda y dice así:
Peg comenta que Jill no es la primera “hija no querida” en hacer esa pregunta. “¿Las hijas no queridas están condenadas a amar a las personas equivocadas o es una cuestión de curación desde la niñez y desaprendizaje de las viejas conductas? Como explico en mi último libro se trata de ver cómo las experiencias de tu infancia continúan dando forma a tus conductas de manera inconsciente”, explica la autora.
Cómo nuestra infancia influye en nuestras relaciones futuras
Streep afirma que cuando somos pequeños, los apegos que formamos con nuestros cuidadores primarios -por lo general, nuestra madre- nos enseñan sobre el amor y las relaciones. “Con una madre o padre que está alerta y en sintonía con nuestras necesidades y nos responde de manera consistente y confiable a través de gestos y palabras, un bebé aprende que el mundo es un lugar seguro con personas que se preocupan por él o ella; Estas lecciones se internalizan como modelos de funcionamiento inconscientes de cómo funcionan las relaciones y permanecen notablemente estables a lo largo de la vida, según la investigación”, expresa Peg.
Pero si crecemos con una madre o padre desatento “que ignora nuestros gritos o necesidades o no hace ningún esfuerzo por calmarnos, un bebé aprende que no se puede confiar en el mundo y que está solo. Aprende a apartar la mirada de la fuente que podría consolarla, y cierra sus emociones para autoprotegerse; ese niño crece para ser un adulto con un estilo de apego evitativo”.
“Con una madre o padre que algunas veces está allí y otras no, la manera en que un niño se enfrenta al mundo es igualmente desadaptativo; desarrolla un estilo de apego caracterizado como ansioso-preocupado en la edad adulta. Si bien esta hija adulta quiere una conexión cercana, siempre está en alerta máxima porque teme ser abandonada o rechazada; esto la hace muy emocionalmente volátil”, ejemplifica.
10 razones por las que una hija no amada elige a los hombres equivocados
Peg elaboró un listado con razones por las que muchas mujeres no queridas -y también algunos hombres- caen en relaciones tóxicas. Se trata de generalizaciones extraídas de su amplio recorrido por investigaciones y entrevistas con afectadas.
1. Se sienten atraída por lo familiar
“Por supuesto, no sólo las hijas no amadas se sienten inconscientemente atraídas por lo que conocen; todos los humanos gravitan hacia situaciones, relaciones y personas que hacen eco de sus experiencias más tempranas. Y así, como muestra la investigación, es probable que forjemos conexiones y nos casemos con personas que nos recuerdan a nuestros padres”, expresa.
“Esto sería simplemente excelente si tuvieras padres amorosos y solidarios que te hicieron sentir que el mundo es un lugar seguro y que se puede confiar en la gente y confiar en ellos; es probable que busques una pareja que te haga sentir de la misma manera. Por desgracia, gracias al proceso inconsciente, la hija no amada también buscará lo familiar, una zona de comodidad de la que no obtendrá ningún consuelo”, expresó.
2. Son susceptibles al bombardeo amoroso
Peg señala que lamentablemente la cultura nos hace creer que el verdadero amor consiste en arrastrarse a los pies de otro.
“La hija no amada confunde el recibir atención y regalos, y tener a alguien que en un primer momento la hace sentir como una princesa con una voluntad genuina de otra persona de querer conocerla y verla por quien es. La triste verdad, es que -haciendo eco de lo que dijo Jill- los hombres que se toman las cosas con calma les parecen aburridos o poco sexys”, expresa Peg.
3. Confunden el drama con la pasión
El Dr. Craig Malkin señala en su libro Rethinking Narcissism (Repensando el narcisismo) que “la incertidumbre romántica suele excitarnos”.
“En el caso de la hija no amada, lo que ella aprendió sobre el amor en la infancia es que debe ganarse, luchar por él, buscarlo y que nunca se da libremente. Esto hace más fácil confundir la excitación de sentimientos intensos como la ira, el dolor o el miedo con la pasión”, señala Peg.
“Por desgracia, es sólo excitación psicológica y no saludable. Estar en una montaña rusa puede parecer emocionante, pero no es el equivalente al amor o la devoción”, enfatiza.
4. Sus experiencias de la infancia las ciegan sobre la forma en que están siendo tratadas
Streep explica que si una persona creció siendo maltratada verbalmente o “con un padre cuya aprobación dependía de que siguiera las reglas y fuera controlada, puede que ni siquiera se dé cuenta de que (su pareja) la está decepcionando o de que está perdiendo de vista sus propios deseos y necesidades”.
“Todos normalizamos nuestras experiencias y muchos de nosotros preferimos pensar en nosotros mismos como menos heridos de lo que realmente estamos, lo que tampoco ayuda. La analogía que suelo es la de las botas y los zapatos amontonados junto a la puerta; se vuelve tan familiar que ya no los ves. Las hijas no queridas son vulnerables a quienes manipulan y abusan”, expresa.
5. Son rápidas para culparse
La autora explica que estas mujeres aprendieron durante la infancia a autocriticarse rápidamente. “Este es el hábito de atribuir malos resultados o problemas a tus propios defectos de carácter. Este hábito significa que es mucho más probable que te culpes a ti misma en lugar de ver la responsabilidad de tu pareja”, asegura Peg.
“Digamos que has tenido una pelea con él y él te ataca o se vuelve enormemente hostil; ¿Eres rápida culpándote a ti misma por ‘elegir el momento equivocado para hablar cuando sabías que estaba cansado’ o empiezas a pensar que ‘tiene razón sobre que estás enojada y eso no está bien’. Si lo haces frecuentemente, te mantendrá atrapada cuando deberías irte”, puntualiza.
6. No confían en sus propias percepciones
“Las madres o padres controladores son agresivos o tienen muchos rasgos narcisistas son expertos en quitarse la culpa a ellos mismos y traspasarla a sus hijos”, dice la autora.
Por lo mismo, sus hijos no confían en sus pensamientos y sentimientos. “A las hijas de madres no amorosas se les ha enseñado que sus pensamientos y sentimientos no importan y que no son importantes, por lo mismo encontrarán más fácil que su pareja defina lo que es real y lo que no”, expresa.
“Estas personas son altamente vulnerables a la manipulación y el control. Si combinas eso con la incapacidad de ver el motivo de un bombardeo amoroso de un narcisista, tienes una receta infalible para el desastre emocional”, sentencia Peg.
7.No conocen el origen de su comportamiento
“Hasta que la hija no reconozca cómo los patrones del pasado motivan sus respuestas y su reactividad en el presente, continuará respondiendo de manera no saludable en casi todas las relaciones que tiene, incluidas las más íntimas”, asegura la autora.
8. Carecen de un modelo saludable de relación
Gran parte de nuestro conocimiento emocional se aprende de otros y en este sentidos los hijos no amados ven las relaciones no saludables como un intercambio normal entre iguales.
9. No saben cómo se ve o se siente el amor
“Este es, de alguna manera, el mayor problema de todos. Si creciste creyendo que el amor tiene que ser perseguido, ganado y siempre te cuesta, pensarás que una relación con ese tipo de condiciones es amor”, manifiesta la escritora.
“Del mismo modo, si creciste creyendo que el amor siempre te hace vulnerable y que siempre duele, es mucho más probable que aceptes el maltrato de un compañero”, añade.
Streep dice, sin embargo, que no está todo perdido. “El apego seguro se puede obtener trabajando con un terapeuta o mediante una relación cercana con una persona confiable y emocionalmente segura”, afirma.
10. Tienen miedo de estar solas
“De niños, las hijas no queridas creen que son las únicas niñas y niños cuyas madres no los aman y esta sensación de aislamiento es, creo, casi tan perjudicial como la falta de amor materno. Debido a que se les negó la validación y el apoyo de su madre y padre (y, muchas veces, del resto de la familia), todavía buscan a otra persona para ayudarse a sentirse bien consigo mismos”, comenta.
“Estar sola, en este sentido, parece ser una prueba de lo que siempre le dijeron: que no era digna de amor ni valiosa como persona. Por desgracia, también es probable que esto la impulse a relaciones que parecen reflejar estas viejas falsedades sobre sí misma”, agrega.
Finalmente, la autora expresa que se puede salir de este circulo vicioso tomando conciencia de la situación y también acudiendo a un especialista.
Ojo que si bien estas situaciones son más comunes en mujeres, también pueden darse en hombres.