La Organización mundial de la Salud (OMS) señaló en 2016, en su informe “Depresión y otros Desórdenes Mentales Comunes”, que más de un millón de personas padecen ansiedad en Chile, lo que corresponde al 6,5% de la población.
A pesar de ser un problema recurrente en nuestra sociedad, es un mal del que no se habla mucho y al que tampoco se le toma el peso que debería tener. Suele ser considerado un problema mental, y síntomas físicos son pasados por alto, pese a que pueden llegar a ser igual de invalidantes que cualquier otra enfermedad.
Pero partamos por lo básico. La OMS define la ansiedad como una anticipación de un daño o desgracia futuros, acompañada de un sentimiento desagradable y/o de síntomas somáticos de tensión.
“Tan sólo cuando sobrepasa cierta intensidad o supera la capacidad adaptativa de la persona, es cuando la ansiedad se convierte en patológica, provocando malestar significativo con síntomas que afectan tanto al plano físico, como al psicológico y conductual”, sentencia la organización.
Estos síntomas físicos pueden hacer que la ansiedad aumente, por ello conocer su origen podría ayudar a tranquilizar y reducir el problema.
Según señala un artículo de la revista Harper’s Bazaar, “cuando te encuentras en una situación que provoca ansiedad, comienza una cadena automática de eventos en tu cuerpo, a menudo conocida como la respuesta de lucha o huida”.
Esta respuesta es desencadenada por la parte de nuestro sistema nervioso cuya tarea es controlar nuestras funciones automáticas (por ejemplo, la respiración, latido del corazón, etc.). “Se denomina ‘sistema autónomo’ y se divide en dos componentes: el parasimpático y el simpático”, agrega la publicación.
Cuando estamos en una situación de ansiedad, el sistema simpático toma el poder y da paso a la reacción de “lucha o huida” (a veces también conocida como “cascada de adrenalina”).
Esto provoca varios síntomas, algunos de los cuales pasamos a revisar, aunque ten presente que pueden presentarse de manera diferente en cada persona.
1. Dolor en el pecho y aceleración del corazón
Aunque podría confundirse con un ataque cardíaco, no lo es. Se trata de una reacción natural del cuerpo que se está preparando para combatir aquello que lo amenaza, por lo que el corazón debe latir más rápido para bombear más sangre.
“Esta acción causa hiperventilación, que lleva a que respiremos demasiado oxígeno. Esto, a su vez, causa una contracción de los vasos sanguíneos y puede causar dolor de pecho. El dolor de pecho causado por la ansiedad se siente en diferentes áreas del tórax, además de ir y venir”, asegura la publicación norteamericana.
A veces respirar profundamente y utilizar algunos ejercicios de relajación ayuda a controlar estos síntomas. Sin embargo, cuando se trata de dolor en el pecho, siempre es una buena idea visitar al médico para descartar otras afecciones cardíacas.
2. Dolor muscular
El aumento de oxígeno en el cuerpo puede hacernos sentir malestar en nuestras extremidades, pero no es la única razón. Al tensarnos por causa del estrés los músculos se contraen y pueden provocar dolor.
Asimismo, la ansiedad puede afectar nuestra postura y hasta como nos sentamos, pues el cuerpo no logra relajarse hasta sentirse liberado de la presión que ha provocado la ansiedad.
Las razones anteriores también pueden causar molestias y dolores en la mandíbula y la cara, lo que despierta las alarmas en los pacientes.
3. Cambio en la temperatura corporal
“El estado de excitación (provocado por una descarga de adrenalina) también provoca un aumento de la temperatura. El cuerpo reacciona al tratar de calmarlo, por eso transpira”, explica Nicky Lidbetter, Directora de Anxiety UK en su guía Comprendiendo la Ansiedad.
Cuando el cuerpo siente que el peligro ya ha pasado, entonces comienza a relajarse y lentamente a volver a la normalidad. Lo mismo puede ocurrir con los temblores.
4. Dolores de cabeza
La acumulación de estrés suele ser un detonante de los dolores de cabeza, esto empeora con la ansiedad, lo que puede terminar afectando la calidad de vida del paciente.
Pueden sentirse muy agudos y aparecer en diferentes áreas de la cabeza, aunque los más comunes son las migrañas y cefaleas.
5. Problemas de sueño
Existen múltiples razones por las que una persona puede tener problemas para dormir o permanecer dormido, pero -una vez más- si se convierte en algo crónico, entonces hay un problema.
En el caso de la ansiedad, ocurre por la acumulación de estrés y la preocupación constante, además de la imposibilidad de desconectarse de los problemas diarios.
Irse a dormir se convierte en un gran dolor de cabeza, pues no se puede dejar de pensar en situaciones que te hacen sentir nervioso o ansioso, y tu mente no logra desconectarse a pesar de los diferentes intentos que realiza.
Despertar es otro problema, pues te sientes cansado, tu cabeza comienza a funcionar de inmediato y no puedes tranquilizarte.
6. Acné
Aunque resulte extraño, la ansiedad también puede traer problemas a la piel. Y es que según consigna Harper’s Baazar, el “incremento de la producción de la hormona del estrés puede aumentar la cantidad de aceite que produce su piel”.
Asimismo, el aumento de la sudoración puede obstruir los poros y el nerviosismo provocar que nos toquemos más el rostro y otras zonas del cuerpo, transfiriendo la suciedad a la piel.
7. Molestias estomacales
Dolores de estómago, calambres, distensión abdominal, gases, estreñimiento y/o diarrea, también pueden ser provocados por la ansiedad.
Tal como explicó BioBioChile hace un tiempo, los periodos de ansiedad hacen que el sistema suprarrenal produzca más cortisol, la hormona del estrés. Esto provoca, a su vez, que el hígado genere más glucosa. Si bien puede ser prácticamente inofensivo en las personas sanas, para los diabéticos o quienes poseen más riesgo de sufrir esta enfermedad, es un problema mayor al elevarse los niveles de azúcar, indica la Asociación Americana de Psicología.
El sistema digestivo también sufre, pues la ansiedad afecta a los intestinos y la absorción de nutrientes, traduciéndose en ardor, hinchazón, diarrea e incluso problemas para controlar esfínter.
Pero como si todo esto no fuera suficiente, la ansiedad también nos hace hace más propensos al sobrepeso y la obesidad.
Aunque es complejo prevenir la ansiedad, lo que sí podemos hacer es llevar a cabo ciertas actividades que contribuyen a disminuir sus niveles.
Nos referimos a algunos hobbies o pasatiempos que te permitirán combatir sus síntomas, entre los que encontramos:
-Pintar y escribir un diario: Barrie Sueskind, terapista experta en esta materia, sostiene que si estamos pasando por un cuadro de ansiedad, lo mejor es dejar de lado las redes sociales, desconectarnos, y abrirle paso a nuestro artista interior.
-Pasar tiempo al aire libre: la especialista afirma que la luz del sol y el aire fresco impulsan el ánimo de las personas, por lo que es una buena opción realizar actividades en la naturaleza.
-Leer por diversión o ver un programa de televisión atractivo: otra forma de desmarcarnos de la ansiedad es volcarnos a la historia de otra persona, a los problemas y alegrías de otros.
-Las manualidades: desarrollar un proyecto con nuestras propias manos, nos mantendrá ocupados, y liberará nuestra mente de pensamientos inquietantes.
Si quieres ahondar en estos, y otros ejemplos, puedes visitar este enlace.