Una de las tradiciones más populares en Estados Unidos, relacionada con los condenados a muerte, es la opción que se les da para que escojan una última comida antes de la ejecución.
John Wayne Gacy, conocido como el “payaso asesino” y que violó y mató a 33 hombres jóvenes entre 1972 y 1978, ordenó pollo frito Kentucky, papas fritas y un batido de chocolate con fresas.
Por su parte, Lewis Gilbert, declarado culpable del asesinato de dos ancianos y un guardia de seguridad en 2003, pidió dos tarros de helado de vainilla y algunos barquillos.
Es así como la mayoría de los estados en los que se emplea la pena de muerte permiten a los acusados que elijan lo que quieran, siempre y cuando no sea alcohol.
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El más reciente caso es el de Keith Tharpe, de 59 años, quien recibirá la inyección letal este martes en Georgia, Estados Unidos. Y como última cena, ha solicitado abundantes alimentos altos en calorías, lo que ha llamado la atención de las autoridades.
Tal como publicó el propio Departamento Penitenciario de Georgia, el hombre ordenó tres “pechugas de pollo picantes”, un sándwich de carne asada con salsa, un sandwich de pescado, aros de cebolla, ‘tater tots’, pie de manzana y un batido de vainilla. Será inyectado a las 19:00 local (20:00 hora de Chile).
Tharpe fue sentenciado a muerte tras asesinar a su cuñada en 1990 en una carretera del condado de Jones, un mes después de que su esposa lo dejara.
Posteriormente secuestró a su pareja y, supuestamente, abusó sexualmente de ella en el interior de un automóvil.
Cabe señalar que en 2011, el estado de Texas decidió eliminar la costumbre de la última cena luego que un parlamentario manifestara su rechazo a la “ridícula” solicitud hecha por uno de los reos.
Se trata de John Whitmire, senador que calificó como una “burla” el pedido de Lawrence Brewer -un convicto que fue sentenciado a muerte por homicidio- el que consistió en dos filetes de pollo fritos, una hamburguesa de queso con triple porción de tocino, un omelete de queso, un pote grande de okra frita, tres fajitas, una porción de helado “Blue Bell”, la mitad de un pan de molde blanco y un asado de carne.
Desde entonces, a los condenados se les ofrece la misma comida de cafetería que al resto de los prisioneros.