Luego de que la empresa de valores Esertval fuera asaltada el pasado 19 de septiembre, y que dicho acto se denominara el “nuevo robo del siglo”, han surgido una serie de cuestionamientos sobre las medidas de seguridad que permitieron el atraco y levantó dudas sobre la prolijidad de la firma.
Sin ir más lejos el fiscal Patricio Cooper, encargado de la investigación, aseguró que sí hubo desprolijidades en todo el proceso pero explicó que aún es muy prematuro para calificarlos como errores.
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Entre los años 2009 y 2016, dicha empresa registró veinte demandas laborales interpuestas por extrabajadores, todas por fallas en el pago de licencias, despidos injustificados, vulneración a los derechos fundamentales y fallas en el funcionamiento de la seguridad del recinto.
Así lo aseguró el diario El Mercurio, en donde explicaron que Esertval negó sus responsabilidad en lo acusado y en la mayoría de los casos se logró un acuerdo entre las partes, lo que no significa que la empresa haya reconocido las falencias denunciadas.
Entre los registros se encuentra la denuncia de C.R.A, ex empleado que aseguró el 2011 haber recibido amenazas luego de solicitar una fiscalización por “incumplimiento de las normas de seguridad por parte de la empresa”, por ilícitos como rellenar los chalecos antibalas con cartón.
En la misma denuncia explica que poseían automóviles con revisiones fraudulentas, lo que se suma a la denuncia de M.L.C, quien el 2012 demandó haber sido obligado a cumplir horas extras limpiando baños y conduciendo los camiones de valores.
El mismo año E.S.G acusó haber dormido en el suelo por la falta de transporte desde la empresa hacia los hogares de los trabajadores, lo que lo obligaba a quedarse día y noche dentro de las dependencias de Esertval.