Una grave acusación es la que enfrenta el excomandante en jefe del Ejército Juan Emilio Cheyre, a quien algunas de las víctimas de vejaciones durante la dictadura militar lo acusan de participar y dirigir torturas a presos políticos.

Uno de estos testimonios es el de Nicólás Barrantes, que en 1973 tenía 17 años cuando fue detenido por Carabineros. La policía uniformada buscaba recolectar información de su hermano y militante del PS Marcos Barrantes, uno de los 15 ejecutados por la Caravana de la Muerte durante su paso por La Serena.

Barrantes fue capturado en Ovalle y trasladado al Regimiento Arica de La Serena, donde Cheyre servía en ese entonces como teniente. “A mí me torturó Juan Emilio Cheyre“, expresó el denunciante que señaló que en esa época no conocía al militar y tampoco apreciaba por completo quién lo golpeaba y ordenaba las vejaciones. Sin embargo, indicó que la venda con que cubrieron sus ojos quedó mal puesta y logró apreciar algunos rasgos del que más tarde sería el comandante en jefe.

“La venda no quedó bien puesta, yo lograba ver a la persona que me estaba haciendo las preguntas y por dónde venían los golpes. Tengo muy clara forma de la boca de esa persona y la voz de esa persona, sin saber quién era la persona que me estaba golpeando”, dijo a Informe Especial de TVN, al asegurar que Cheyre era esa persona.

Las torturas se extendieron por cerca de una hora. “Me amarran de las manos hacia arriba, me ponen una venda, me llevan a un patio, me levantan de las manos y comienzan a darme golpes, patadas, combos, culatazos“, relató.

Los golpes se intensificaban cuando le realizaban preguntas por su hermano, acusado de participar en adquisición y distribución de armas de fuego, y además de actividades paramilitares “con fines de atentar contra las Fuerzas Armadas, Carabineros y personas de la zona“.

Tras esto, Nicolás Barrantes fue trasladado a la cárcel de La Serena, donde su hermano estuvo en celdas de aislamiento antes de ser llevado al regimiento y posteriormente fusilado junto a otras 14 personas, cuyos restos recién fueron en 1998 en una fosa común del cementerio local.

Este testimonio ya fue entregado en marzo al ministro en visita Mario Carroza, quien en abril encabezó la reconstitución de escena del paso de la Caravana de la Muerte en la capital regional de Coquimbo.

En esa oportunidad, Cheyre afirmó que se dedicó más que nada a labores del tipo administrativo, y que incluso debió entregar el bando que comunicaba las muertes a un periódico de La Serena para su publicación. El uniformado subrayó que no tuvo conocimiento de qué ocurrió con los cuerpos de los ejecutados: “Absolutamente no sé“, expresó al magistrado Carroza.

Éste no es el único testimonio que apunta a Juan Emilio Cheyre como involucrado en estas 15 ejecuciones. Cecilia Marchant, que pertenecía al MIR y que también reportó las torturas perpetradas por militares, sostuvo que presenció la llegada de las personas que serían asesinadas, y que en esto tuvo un rol fundamental el futuro comandante en jefe.

“Llegamos al regimiento a la sala de guardias. Entre todo este marullo, entraron algunos personajes del Ejército, entró [Sergio] Arellano Stark, [Marcelo ]Moren Brito, [..] y también entró Cheyre. Y fue él el que yo recuerdo que empezó a llamar a la gente que después fueron fusilados“, señaló,

En tanto el abogado de Juan Emilio Cheyre, Jorge Bofill, aseguró que estas incriminaciones “carecen de sustento” y que el militar no tuvo participación en el traslado ni en la ejecución de las personas. Asimismo, agregó que los denunciantes buscan al excomandante en jefe como un objetivo político.