Además de anticipar una baja participación de los jóvenes en las elecciones municipales del 23 de octubre próximo, los resultados del estudio “Bitácora Social III” elaborado por la Universidad Autónoma de Chile, confirman un crudo diagnóstico de la cercanía y confianza de ese sector de la población hacia las instituciones políticas.
El 93% de las personas entre 18 y 29 años señala tener poca o nada de confianza en los parlamentarios; el 90% siente lo mismo hacia los partidos y el 84% respecto del Gobierno. En el otro extremo, el 28% dice tener mucha confianza en los movimientos sociales (28%), las Fuerzas Armadas (19%) y el movimiento estudiantil (18%).
Para el Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Rodrigo Ubilla, el estudio “Juventud y participación elecciones municipales 2016” refleja una percepción general a nivel nacional.
“Se prevé una baja participación en el proceso electoral, y los jóvenes no van a tener un comportamiento distinto al resto de la ciudadanía”.
Al explicar este fenómeno, el académico sostiene que la juventud de hoy tiene un perfil muy distinto al de hace 15 ó 20 años atrás. Algunas de esas variables, de carácter psicosocial, deben a su juicio ser consideradas como un llamado de atención.
El 30% responde que ‘no se puede confiar en las personas’. El 90% estaría dispuesto a tomar una decisión que asume como correcta aun cuando vaya en contra de la opinión de sus amigos, de la Iglesia (81%) e incluso de sus padres (79%).
“Son jóvenes altamente individualistas, que entienden que sus éxitos son resultado de sus propios esfuerzos. Y, además, con una alta desconfianza no solo en las instituciones democráticas, como una votación popular, sino también en sus pares y los adultos.
El docente e investigador del Centro de Estudios y Gestión Social de esa casa de estudios (CEGES), Daniel Gallegos, señala que esa individualidad refleja cómo ven y proyectan sus vidas, asumiendo que son los protagonistas casi únicos.
“La participación en política y la vinculación con la democracia involucra un reconocimiento y preocupación por la figura del ‘otro’. La confianza y la fortaleza de estos vínculos son más bien débiles, incluso respecto de ese ‘otro’. Eso es consistente con el porcentaje de quienes declaran tener la intención de votar”.
Como proyección de ello, el Decano Ubilla recuerda que “la juventud confía poco en los políticos o confían tanto en sí mismos que parecen no necesitar de otros para resolver sus problemas. Las autoridades políticas -más allá de los partidos- no han sabido leer cómo se aproxima a sus propios desafíos y los de la sociedad”.
Si bien casi el 68% de los jóvenes entrevistados declara adherir a la democracia, un 32% piensa que un gobierno dictatorial o autoritario es mejor que la democracia.
“Eso es un problema profundo. Porque cuando un tercio de los jóvenes, que en el futuro no muy lejano se harán cargo del país y tomarán decisiones por todos nosotros, cree que hay un sistema no democrático mejor para resolver los problemas de la sociedad chilena, entonces estamos frente a un escenario donde cualquier situación podría ocurrir, incluso un quiebre democrático”.
En esa misma línea, el docente e investigador del CEGES Claudio Vásquez, asegura que esa cifra da cuenta de un grupo de jóvenes para quienes el tipo de gobierno no tiene impacto en sus vidas.
“Esos jóvenes están muy descontentos con la política en general y sienten que no le deben nada a la democracia, asumiendo que muchos de los problemas sociales tienen que ver con una falta de liderazgo político. Eso se refleja por ejemplo en temas como la delincuencia o conflictos geopolíticos”.
Para el especialista, este fenómeno va más allá de la necesaria educación cívica.
“La correlación entre el sector socioeconómico de origen y la afección hacia la democracia es positiva: los jóvenes de sectores más acomodados se sienten más responsables con mejorar la democracia. Eso se explica por la desigual distribución del capital social y cultural”.
Ficha técnica
El estudio “Juventud y participación en las elecciones municipales 2016” consideró 711 encuestas presenciales y telefónicas a jóvenes entre 18 y 29 años en Santiago y regiones.
Los datos fueron ponderados a nivel de sujetos por sexo, edad, grupo socioeconómico y zona geográfica, con un margen de error de +-3,7 puntos porcentuales al 95% de confianza.