Durante los últimos meses se han conocido los múltiples problemas que afectan al Servicio Nacional de Menores, causando preocupación en la opinión pública por la vida de niños u adolescentes que llegan hasta los centros del Sename.
Sin embargo, hay una posibilidad de poner manos a la obra para quienes quieran aportar desde la experiencia y así ayudar a niños principalmente entre 0 a 3 años que llegan a la institución.
Se trata del programa “Familias Acogidas Especializadas” (FAE) que desarrolla el Sename en conjunto con familias guardadoras, que busca dar apego, protección, afecto y atención fundamentales para el desarrollo sano de un bebé, mientras se busca una familia definitiva que lo adopte.
Con este proyecto, se espera que el lactante desarrolle un mayor sentido de pertenencia, satisfaciendo sus necesidades básicas propias de su etapa y el derecho a vivir en un ambiente sano y feliz, hasta que pueda ser adoptado.
Destaquemos que la FAE puede mantener el contacto con el bebé, siempre y cuando la nueva familia así lo desee.
También existe la posibilidad -aunque no es la idea que persigue el programa- de que la familia de acogida pueda iniciar una adopción, en caso de que el bebé no esté en proceso de ser parte de un nuevo hogar.
Experiencias
Henry Ordóñez junto con su esposa Verónica Poblete son una reciente FAE. Iniciaron el proceso hace 6 meses, y hoy ya se encuentran en casa con un bebé. Ordóñez contó a BioBioChile que esta experiencia ha sido muy positiva para la familia y la recomienda a todas las personas “que puedan brindar amor y calor de hogar a niños y niñas que necesitan protección y sobre todo afecto”.
La idea de involucrarse en las FAE nació de Verónica luego de leer un artículo en una revista, y tras investigar sobre el tema, inició el proceso. Su familia, en tanto, recibió con entusiasmo este “desafío”.
Con 4 hijos entre 17 y 23 años, ya había pasado mucho tiempo desde el último recién nacido en casa, pero el amor y las ganas de ayudar hicieron que el grupo se motivara y pudiera pasar las pruebas de idoneidad para ser una Familia de Acogida Especializada.
“El proceso duró 3 meses, entre entrevistas y visitas donde participa toda la familia y entremedio también hicimos un par de seminarios que los mismos profesionales del Sename dirigen”, comentó Ordóñez.
Pasado ese periodo, les informaron que estaban facultados para acoger a recién nacidos en su hogar.
Si bien el proceso no es tan rápido, se busca tener la seguridad en que el niño pasará a una familia sana y estable.
Señalemos, a modo de ejemplo, que en el caso de Henry y Verónica después de los 3 meses de revisión por parte del Sename, y una vez “acreditados” como FAE, esperaron un mes hasta que llegó el recién nacido, que ya lleva dos meses junto a ellos.
Al respecto, Henry mostró su confianza en que el bebé “tenga pronto una decisión de familia definitiva que pueda recibirlo con mucho amor. Nosotros todos los días conversamos con la guagua y el mensaje que buscamos dar es que ya están por llegar tus papás y que todo estará bien”.
“Buscamos transmitirle amor día a día y también un mensaje positivo sobre su futuro”, aseguró.
Requisitos
Para optar a ser una FAE, es necesario solicitar información en la página web del Sename e inscribir los datos personales. Tras esto, se contactará telefónicamente al interesado o interesada en un breve plazo para citar a una primera entrevista donde se aclaran las dudas sobre el programa y se profundiza en las motivaciones para el acogimiento familiar.
Destaquemos que para ser una Familia de Acogida no se necesita estar casados, sino que también pueden postular las madres o padres solteros, parejas convivientes o parejas del mismo sexo.
Es importante tener interés y aptitudes para la crianza infantil, que será determinada mediante entrevistas con un grupo de expertos. Además, deberán tener ingresos económicos estables que satisfagan las necesidades básicas del grupo familiar, salud psíquica y física compatible con las labores propias del acogimiento familiar, mantener vínculos de afecto al igual que de desprendimiento, ya que el niño o niña deberá regresar con su familia de origen o irse a vivir definitivamente con su familia adoptiva.