El dicho popular “los polos opuestos se atraen” se cumple en muchas ocasiones y es llevado a casos extremos e incluso perjudiciales. Por ejemplo, cuando se une un empático y un narcisista.
En el caso de los narcisistas se sienten atraídos por personas de las que pueden obtener un beneficio. Esto significa que por su trastorno de personalidad, persiguen y eligen a alguien empático.
Y es que los empáticos son completamente opuestos a los narcisistas, pues los últimos no tienen empatía y constantemente sienten la necesidad de admiración, pero los primeros son muy sensibles y están en sintonía con las emociones de otras personas.
Asimismo, son “esponjas emocionales”, ya que pueden absorber los sentimientos de otras personas con mucha facilidad, lo que los hace muy atractivos para los narcisistas, ya que ven a alguien que satisfará todas sus necesidad de manera desinteresada.
Atracción fatal
La psiquiatra y autora de “The Empath’s Survival Guide” (La guía de supervivencia empática), Judith Orloff, afirma que se trata de una atracción tóxica destinada a un desastre, recoge el portal de variedades del periódico británico Independent, Indy 100.
“Lo que los narcisistas ven en los empáticos es una persona cariñosa y afectuosa que intentará y se consagrará a ti, te amará y escuchará”, explica.
“Pero desafortunadamente los empáticos se sienten atraídos por los narcisistas, porque al principio se trata de un yo falso. Los narcisistas presentan un yo falso, donde pueden parecer encantadores e inteligentes, e incluso dar, hasta que no haces las cosas a su manera, y luego se vuelven fríos y castigadores”, agregó.
Asimismo, dijo que cuando un narcisista intenta atraer a alguien, será cariñoso y atento, pero su máscara pronto se caerá, porque están llenos de desprecio y ven a la mayoría de las personas por debajo de ellos. Una vez que comienzan a notar los defectos de su compañero, ya no los idealizan y comienzan a culparlos por no ser perfectos.
“Si solo escucharan más, si pudieran dar más”, dijo Orloff. “Ese no es el caso con un narcisista. Para muchos empáticos es tan difícil creer que alguien simplemente no tiene empatía y que no pueden sanar a la otra persona con su amor”, insiste.
Shannon Thomas, terapeuta y autora del libro “Healing from Hidden Abuse” (Sanando desde el abuso escondido), dice que los empáticos trabajan arduamente por la armonía, mientras que los narcisistas buscan hacer lo contrario. Disfrutan el caos y les gusta saber que pueden atraer a las personas.
“La gente empática tiene la tendencia a entender que todos somos humanos, que todos tenemos defectos y que están dispuestos a ser pacientes con el crecimiento personal de otra persona”, explica Thomas.
No dejarse engañar
Y enfatiza en que “la gente empática sufrirá mucho si un narcisista dice ‘realmente quiero cambiar, sé que no soy perfecto’. Tienen estos momentos en los que admiten una falla, pero en realidad nunca lo siguen ni lo creen“.
Pero esta no es más que una táctica que usan los narcisistas para atraer a su pareja empática, y funciona, porque quieren apoyar a la persona que aman y ayudarlos a crecer. En última instancia, simplemente están siendo explotados aún más.
La naturaleza de tira y afloja de la relación narcisista puede generar un vínculo de trauma entre víctima y abusador y hacer que parezca casi imposible abandonar la relación, sin importar cuánto daño esté haciendo.
Puede ser difícil comprender el hecho de que estés en una relación narcisista al principio, pero hay muchas alertas que puedes observar a medida que te conoces mejor.
Thomas dijo que para mantenerte a salvo del abuso narcisista, debes entender que somos responsables de nuestro propio crecimiento personal y que otras personas son responsables del propio.
Debes tener en cuenta que los límites son saludables en todas las relaciones. Para los empáticos, pueden ser duros, pero una vez que son conscientes del poder de decir “no”, pueden cuidarse de las personas que buscan aprovecharse de ellos.
“Los empáticos no tienen que volverse duros o de corazón duro para poder estar sanos”, dijo Thomas. “Es importante reconocer que no todos deben estar en nuestras vidas. Nos encontraremos con personas que nos damos cuenta de que podrían no ser saludables para nosotros, y está bien dejarlas ir”, concluyó.