Cerca de 300 migrantes iniciaron el viernes una marcha desde la capital de Serbia hacia Hungría, determinados a entrar cueste lo que cueste, incluso haciendo una huelga de hambre, en la Unión Europea, informó un fotógrafo de la AFP en el terreno.
La columna, formada en su mayoría por jóvenes afganos y paquistaníes, salió de Belgrado, bajo un fuerte calor estival, que excedía los 30 grados.
Tras reunirse en un parque del centro de la capital serbia, se dirigieron hacia la frontera húngara a 200 kilómetros al norte, escoltados por un coche de policía.
Llevaban mantas y sacos de dormir azules distribuidos por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Algunos llevaban la cabeza cubierta por toallas para protegerse del sol.
Su objetivo era llegar al puesto fronterizo de Horgos donde cientos de migrantes ya están bloqueados y en condiciones sanitarias precarias, esperando poder cruzar a Hungría, país miembro de la UE, que recientemente endureció las condiciones de acceso a su territorio.
“Vamos hacia la frontera húngara, espero que lleguemos. Hoy hemos iniciado una huelga de hambre”, declaró uno de ellos, Abdul Malik, un afgano de 24 años llegado hacía tres semanas a Belgrado. “Nadie quiere quedarse aquí y pedir los papeles de asilo” en Serbia, adujo.
“Paren las guerras si quieren parar los refugiados” o “Hungría, retira a los perros de tu frontera”, podía leerse en pancartas escritas en inglés.
“Llamo al gobierno serbio a pedir al gobierno húngaro a abrir la frontera para que podamos ir libremente a otro país”, dijo Zahir, un paquistaní en la cuarentena.
El número de migrantes bloqueados en Serbia ha aumentado desde que Hungría adoptara a principios de julio una ley que permite devolver a la frontera a los migrantes detenidos en un radio de ocho kilómetros en su territorio.
Según Acnur, unos 2.800 se encontraban el viernes en Serbia, la mayoría en campamentos improvisados cerca de la frontera húngara.
Cientos de miles de migrantes que tomaron la ruta de los Balcanes pasaron por Serbia en 2015 y principios de 2016, antes de que el flujo se interrumpiera abruptamente, tras la decisión de varios países de cerrar sus fronteras.