Existe un trastorno masculino de reciente data que muchos hombres podrían estar padeciendo sin siquiera saberlo: el síndrome de genitales inquietos (SGI).
Conocido en inglés como Restless Genital Syndrome, se trata de una condición que se caracteriza por una inquietud en la región de la pelvis. De acuerdo al sitio especializado Men´s Health, se manifiesta a través de una sensación de excitación genital persistente que se da sin existir deseo sexual.
Si experimentas un hormigueo o mayor sensibilidad en tus genitales, pero sin tener impulsos sexuales, podrías padecer este síndrome.
Tobias Köhler, M.D, profesor asociado y director del Southern Illinois University School of Medicine’s Division of Urology, comentó que puede provocar que la persona esté al borde de un orgasmo, aún cuando no haya estímulos placenteros.
Eso sí, los síntomas pueden variar dependiendo de cada caso. En algunas ocasiones el movimiento o la estimulación (provocada por acciones como andar en bicicleta) pueden generar episodios de SGI. En otras oportunidades esta condición puede presentarse cuando el sujeto está simplemente sentado o recostado.
El citado portal agrega que lejos de ser algo agradable, se trata de una manifestación invasiva e indeseable.
Los expertos advierten que hay muy poco que hacer frente a este trastorno. “Esa es la razón por la que muchos individuos llegan al orgasmo, porque es lo que puede terminar con esa sensación”, indicó Brad Stevenson, M.D y urólogo del Southern Illinois University School of Medicine.
Se piensa que puede existir una relación entre éste y el síndrome de piernas inquietas, problema del sistema nervioso que genera en la persona un impulso irrefrenable para levantarse y caminar. No obstante, aún faltan nuevos estudios para precisar un denominador común entre ambas.
De acuerdo a un artículo publicado en el periódico Quinto Día, el SGI fue descrito inicialmente en 2001, aunque con el nombre síndrome de excitación sexual persistente. Posteriormente se descubrió que era causado por una anormalidad sensorial genital y no por un impulso sexual. Recién en 2009 su sería aprobado su nombre definitivo.