El 2017 fue el año en el que Mariana DiGirólamo se consolidó como una de las actrices más populares y queridas del país. Su éxito es indiscutido y su fama sigue en alza. Sin embargo, la protagonista de Perdona Nuestros Pecados, estuvo a punto de tener una vida muy distinta.
En el colegio, Mariana se sintió atraída por la ciencia y la biología, por lo que quería estudiar psiquiatría o enfermería, pero el puntaje de la PSU no la acompañó. “No me daba para entrar a la Chile o la Católica, y no teníamos plata para pagar una carrera completa. Entonces sí o sí tenía que estudiar en alguna universidad del Consejo de Rectores para optar a una beca”, confesó a Las Últimas Noticias.
La solución para DiGirólamo era clara. Decidió ingresar a obstetricia a la Universidad de Chile para luego hacer un cambio interno a Enfermería, aunque nunca descartó convertirse en matrona.
Sin embargo, la carrera no la llenó, por lo que decidió retirarse tras poco más de un año estudiando. “No aguanté. La verdad es que no me gustaba, no era feliz. Era muy específica: había estudios de genética, bases celulares, bioquímica. Era una carrera de puras mujeres en el Campus Norte de la Chile, frío, muy lúgubre”, reveló.
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La actriz volvió a dar la PSU consiguiendo los mismos resultados de la vez anterior, por lo que decidió probar suerte con el teatro. Ya había tomado un curso extraprogramático de actuación mientras estudiaba obstetricia e incluso participó en un montaje de una obra de Juan Radrigán, por lo que no era un mundo del que estaba completamente alejada.
“Me di cuenta de que era muy feliz, vibraba. Sentí que era un espacio que se parecía lo que yo quería cuando opté por Obstetricia, me sentí plena”, señaló a LUN.
Fue así como Mariana decidió dar una prueba especial para ingresar a la Universidad Católica. “Era algo que estaba en mi sangre, en mi historia familiar, con padres artistas. (…) Pasé las etapas, me entregaron mis puntajes, los convalidaron con la PSU y entré octava a la carrera”, recordó.
Pese a la inestabilidad laboral la actriz asegura que nunca tuvo miedo de enfrentar el desafío que implicaba estudiar teatro. “Nunca he funcionado mucho por el miedo: siempre he sido más por instinto y he tenido confianza en mi capacidad de trabajo. Nunca le he hecho el asco a nada, pero haber terminado mi carrera y empezar en televisión fue algo que se dio. Creo que tengo las herramientas para salir airosa de una eventual cesantía”, agregó.
Según la actriz, no fue la única de su carrera de Teatro que había realizado un cambio tan radical, de hecho, tenía tres compañeros que habían dejado Derecho para convertirse en actores. “La gente en general tiene intereses muy diversos. Yo tuve la suerte -y quizás la valentía- de que en el momento en que supe que tenía que estudiar teatro lo hice y me tiré a la piscina, pero hay gente que no tiene esa posibilidad, con papás más intransigentes o que simplemente no se atreven”, finalizó.