Pensar en que un material extraído desde la médula de microfibras de eucalipto podría ser más resistente que el acero o el titanio, además de biodegradable, era –hasta hace algunos años- una quimera.

No obstante, la nanocelulosa, también conocida como el súper material del futuro, ha dado pasos agigantados en nuestro país de la mano de científicos y estudiantes del Centro de Biomateriales y Biotecnología (CBN) de la Universidad del Biobío, en Concepción.

De acuerdo a las cifras del Instituto Forestal, en Chile existen 16,7 millones de hectáreas de bosque lo que representa el 23,2% del territorio nacional. De este porcentaje, 2,4 millones de hectáreas corresponden a bosque plantado y, de ellas, el 0,8 % son eucaliptos.

Bosque nativo chileno. - Clau.fernandezp | Wikimedia
Bosque nativo chileno. – Clau.fernandezp | Wikimedia

Es precisamente esta riqueza forestal la que llevó a investigadores chilenos a asumir el desafío de adentrarse en las nuevas oportunidades que otorga la madera y crearon un film o bio-tejido basados en la nanotecnología, entendida como el conjunto de técnicas para manipular y controlar la materia a nivel de nanómetro, es decir, imperceptible al ojo humano.

William Gacitúa, director del Departamento de Ingeniería en Maderas de la UBB y del Centro de Biomateriales y Nanotecnología (CBN), y quien ha liderado estas investigaciones junto a un equipo integrado por más de 15 académicos y alumnos, explica que la génesis de esta línea de aplicaciones (2010) estuvo en la ejecución de dos proyectos del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef) de Conicyt, relacionados con aplicaciones de nanotecnologías como herramientas para la fabricación de celulosa Premium y mejor valorización de especies de rápido crecimiento, como los eucalyptus.

Eucalyptus a nivel microscópico. - Corma
Eucalyptus a nivel microscópico. – Corma

Cuatro años más tarde apostaron por desarrollar biotejidos de celulosa a escala nanométrica (diámetro menor a 100 nanómetros) lo que implicó tomar estas fibras y reconstruirlas en otro material. Fue así como en los laboratorios del CBN y con equipos de microscopía electrónica, un nanoindentador, que permite caracterizar las propiedades de la madera a nivel de nanoescala, y una línea de producción de nanofibras y nanopartículas, más una máquina de electrospinning obtuvieron los primeros biotejidos altamente impermeables, renovables y muy resistentes. Además, estos biofilms tienen un tiempo aproximado de degradación de unos 5 meses, una de las grandes ventajas que tiene por sobre el plástico.

Con una textura similar a la del teflón, posee una amplia funcionalidad que permite utilizar este biotejido como un material para cubrir y conservar alimentos como frutas y verduras; e incluso ser utilizado en la industria aeronáutica y automotriz aprovechando sus características que lo hacen ser un material de bajo peso. Según los investigadores, la nanocelulosa de eucalipto perfectamente podría ser utilizada en paneles de automóviles u otras estructuras de un vehículo para reducir peso y alcanzar un mejor consumo de combustible.

Arándanos siendo envueltos por el nuevo material. - Corma
Arándanos siendo envueltos por el nuevo material. – Corma

“Nosotros estamos apuntando a agregar este elemento o biomaterial, de excelentes propiedades mecánicas, para reforzar esos materiales poliméricos que tienen baja resistencia y en esa línea son las aplicaciones”, dijo William Gacitúa.

Y los resultados han sido más que alentadores. Las pruebas realizadas con polímeros determinaron que sus propiedades mecánicas aumentaron de un 20 a 30 por ciento. Junto a ello capturó la humedad y el vapor. “Esto permite bajar los consumos del polímero y en vez de hacer un material más grueso para que tenga cierta funcionalidad, puedes hacer una película más delgada, es decir más eficiente”, precisa Gacitúa.

Con una resistencia incluso superior al kevlar, material que se utiliza en chalecos antibalas, aviones de combate y trajes espaciales; la nanocelulosa incluso podría retardar la acción del fuego si se le agrega algún aditivo. “El objeto finalmente se va a quemar pero el biotejido va a retardar la combustión o carbonización”, explica el investigador.

Corma
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