Ya están, se publicaron los resultados del Censo. Oficialmente, los mapuche somos el 9,9% (≅10%) del país; una cifra importante que ya quisiera cualquier movimiento ciudadano, partido político u otra organización. Pero, ¿hacemos valer realmente ese 10%?

La realidad es que existe una diferencia de poder enorme, evidenciada en diversos estudios (uno de los más relevantes: “Desiguales” del PNUD). Ante esto, debiéramos cuestionarnos ¿Por qué otros grupos, por ejemplo las colonias extranjeras (alemana, siria, palestina, judía, entre otras), con menor número de personas, logran mayor peso en la sociedad, en el poder, en la toma de decisiones? ¿Qué han hecho distinto para mejorar su situación colectiva?

En primer lugar, creo que debemos dejar de lado las razones que no dependen de nosotros, simplemente porque son temas que no están en nuestras manos cambiar: principalmente el racismo chileno, que es el elemento principal y que trae como consecuencia buena parte de los demás problemas; con el objetivo de enfocarnos en los factores que sí podemos manejar.

Evitar el “chaqueteo” entre mapuches podría ser el punto de partida; no creo ser el único que ha observado públicamente comentarios tóxicos entre pares, simplemente porque no les gustó su cercanía (o lejanía) con el Estado, porque es de izquierda o derecha, porque es creyente o ateo, o porque el liderazgo del otro comienza a ser más relevante que el propio. Antes, recuperemos códigos culturales propios, como el arreglar nuestros problemas entre nosotros.

Descolonizarse y desideologizarse

A mediados del siglo XX, en plena Guerra Fría, entre movimientos proletarios, campesinos, entre otros, movimientos de izquierda notaron el potencial de la población originaria en distintas zonas del continente, y buscan sumarnos desarrollando retórica en que nos involucran en sus “luchas de clase”, lógica que en Chile se mantiene en la dictadura por la persecución hacia líderes mapuche.

Bien, aquel periodo ya pasó, históricamente los mapuche no hemos mantenido fidelidad y menos pleitesía a ningún sector político. La lógica seguida por quienes nos antecedieron y se involucraron en política, fue la de generar alianzas con sectores políticos como estrategia por alcanzar posiciones de poder, de esta forma han existido diputados mapuche presentados por los partidos: Demócrata, Liberal, Conservador, Nacional Cristiano, Comunista, Democracia Cristiana, Socialista y Renovación Nacional.

De ahí el absurdo de no colaborar entre nosotros por temas ideológicos, antes que prime el ser mapuche y los objetivos comunes como nación. Peor aún el rechazar ideas que pueden traer grandes beneficios, como el de apoyar el desarrollo de emprendedores mapuche, por temas ideológicos ignorando la tradición empresarial y comercial que tenemos.

Históricamente los mapuche no hemos mantenido fidelidad y menos pleitesía a ningún sector político
- Eric Melillanca

La colaboración entre mapuche es otro factor que efectivamente podemos manejar. He podido conocer de cerca la experiencia de emprendedores mapuche, quienes poco a poco están configurando una estructura empresarial en que se privilegia comprar a proveedores mapuche, colaboración entre empresas mapuche, contratación, entre otros.

Son la punta de lanza que debiéramos seguir, a alguien podría molestarle pero es la forma que han utilizado diversas colonias en el país y hasta ahora nadie se ha quejado.

Sinceramente, creo que somos más que 10%; todavía existe dentro de muchos mapuche el temor al rechazo y ocultan su identidad (malas experiencias, el peso de una escolaridad que nos niega, entre otros). Debemos seguir trabajando en el desarrollo de la identidad de esos mapuche.

Sinceramente, creo que somos más que 10%
- Eric Melillanca

Si tan solo fuéramos conscientes del poder que tenemos, apuraríamos el tranco. Con 10% podemos definir una elección presidencial, tener parlamentarios afines más allá del 10%. De haberlo hecho antes, no habríamos esperado hasta 2018 para tener nuestro primer senador mapuche, a esta fecha ya serían más.

Con esto avanzaríamos muchísimo más rápido en recuperación territorial, progreso económico, mejora en la calidad de vida, recuperación de la lengua, etc. El mundo evangélico ya tomó conciencia de cuánto pesan, observen.

En vez de criticar a los grandes grupos económicos, Luksic, Matte u otro; mucho mejor potenciarnos nosotros y a nuestras familias. Que nuestros hijos puedan ser empresarios “poderosos”, políticos mapuche empoderados, profesionales en la frontera del conocimiento en sus áreas y lograr más pronto nuestros objetivos. Hagamos pesar y aumentemos ese 10%.

Eric Melillanca Torres
Magíster en Ingeniería Industrial
Ingeniero Civil en Informática
Presidente de Corporación Mapuche Trawün