Recuerdo a mi profesor de Historia, en Enseñanza Media, hablar sobre la “Pacificación de la Araucanía”. Nos explicó que Chile hizo posesión del territorio al Sur del Biobío, un territorio prácticamente desocupado en el que habían unos pocos araucanos (prácticamente un potrero sin ocupantes) y que todo había sido muy fácil. Más al Sur, otro territorio “poco aprovechado y disponible” se le entregó a colonos principalmente alemanes, para que esa gran zona desaprovechada fuera desarrollada por ellos. A mi juicio, en esta experiencia que muchos tenemos en común, se encuentra la raíz de tantas opiniones distorsionadas de la realidad en la población chilena.
Hasta poco después de la mitad del siglo XIX, existía una intensa actividad productiva mapuche, principalmente ganadera y textil en ambos lados de la cordillera; estos productos eran exportados a las colonias españolas y posteriormente a las repúblicas de Chile y Argentina. El pago era en dinero y con las monedas recibidas (de plata y níquel) se desarrolla la hermosa platería mapuche. Como puedes notar, no era un territorio deshabitado y desocupado. No se invade a un pueblo pobre.
Luego de la invasión militar chilena al territorio al Sur del Biobío, un genocidio en que se atacaron poblados, se quemaron sembrados y rukas, un desastre humanitario; y de la conformación de grandes fundos de colonos desde Valdivia al Sur, a partir de compras fraudulentas; se radica a familias mapuche a vivir en reducciones, pequeños terrenos donde debían subsistir varias familias mientras grandes extensiones se entregaban a colonos chilenos y europeos.
Esto es equivalente a que en el sector donde vives te quiten tu casa y a también a tus vecinos, estas casas se entreguen a otras personas que incluso pueden acumular varias por cada uno, y te obliguen a vivir junto a las otras familias, hacinados en la misma casa.
A estas reducciones (o comunidades) se les entregó título de su propiedad, pero las ventas fraudulentas continuaron, familias mapuche se encontraron en muchas ocasiones con la sorpresa que su propiedad era más pequeña (corrimiento de cercos), o que su tierra había sido rematada y tenía nuevo dueño. Estos nuevos dueños rápidamente procedían a revender, todo muy legal. Así, venta tras venta, gran parte de las tierras mapuche se encuentran en manos de latifundistas y empresas forestales.
Si te roban un auto, y ese auto es comprado por otra persona, de seguro reclamarías que es una receptación; la venta debiera ser nula y el comprador, procesado. ¿Por qué cuando se es mapuche el tratamiento es diferente?
Más al Sur, mapuches reclaman por exploraciones mineras en sus territorios, instalaciones de ductos al mar, construcciones de hidroeléctricas. Pasando por sobre la voluntad de las personas que viven ahí.
Cuando el robo ha sido legalizado, los tribunales fallado a favor de quien actuó de mala fe, cuando no hay poder político, ni tampoco voluntad de diálogo para resolver el problema ¿qué queda por hacer? Dos opciones: 1) Seguir teniendo esperanza, 2) Rebelarse. En el mundo mapuche existen las dos, están quienes todavía tienen esperanza a pesar de todo, y quienes se han rebelado.
Ahora que entiendes parte de este conflicto, ¿comprendes lo absurdo de pretender solucionarlo enviando más policía militarizada? ¿entiendes que con un descontento contenido tan grande, el conflicto incluso podría crecer?
Si a tu familia le han robado, si han asesinado a alguno de tus seres queridos, si ves que otros se enriquecen con lo que es tuyo y no tienes justicia, poder para negociar, ni las autoridades tienen voluntad de solucionarlo ¿Qué harías?
Eric Melillanca Torres
Ingeniero Civil en Informática
Magíster (C) en Ingeniería Industrial
Presidente de Corporación de Desarrollo Mapuche Trawün
www.trawun.org