¿Qué es ser mapuche en el siglo XXI? Mapuche, gente de la tierra nos dicen algunos, gente del territorio precisan otros. Lo cierto es que hoy, muchos trabajamos o estudiamos en universidades, oficinas, hospitales, bancos, fábricas, minas, etc. No estamos trabajando la tierra ¿eso nos hace menos mapuche? O radicalmente, ¿dejamos de ser mapuche?
El último Censo (ya lo sé, todos dudamos de él) indica que el 62,4% de los mapuche vive en zonas urbanas; casi dos tercios estamos en las ciudades, sin cultivar la tierra. Esto implica necesariamente un cambio de los antiguos hábitos. Cuando corresponde utilizamos traje formal (sí, también con corbata), viajamos en auto, bus o avión; hablamos idiomas, nos desarrollamos en el contexto en que vivimos.
La historia de nuestro pueblo, desde la invasión Inca, ha sido un constante “adaptarse para sobrevivir” y así llevamos generaciones. Estamos desde los trabajos más humildes hasta empresarios o políticos de primera o segunda línea. Y también trabajando la tierra. Estamos en todas partes y seguimos siendo mapuche, tan mapuche como los de hace cien, doscientos, trescientos años o más.
Ser mapuche hoy, implica un orgullo y una responsabilidad. Orgullo por el legado recibido, un pueblo con su propia historia, su propia forma de ver el mundo, su propia filosofía e idiosincracia, y su propia lengua; privilegio que pocos podemos contar. Responsabilidad por lo que dejamos para el futuro, no podemos quedarnos solamente alabando nuestro pasado sin construir nuevo legado para las nuevas generaciones de mapuche.
Existe en este momento una gran cantidad de personas altamente capacitadas que pueden realizar un real aporte a su pueblo; investigando el conocimiento antiguo en su área y traerlo al presente potenciado con el conocimiento que existe ahora en la materia, por ejemplo.
Ser mapuche hoy a veces implica derribar mitos que existen en el imaginario colectivo en que nos toca desenvolvernos, éstos no hacen más que generar barreras para nuestra auto afirmación como pueblo. Ser mapuche no tiene que ver con apoyar alguna tendencia política, ser del proletariado o empresariado, estar o no en alguna marcha ni andar con vestimenta tradicional todo el tiempo. La relación con las prácticas tradicionales y reducciones de origen de nuestras familias es un proceso que cada uno vive de forma personal.
Ser mapuche hoy implica en muchos casos haber tenido una mirada introspectiva, reconocerse como diferente y parte de una nación pre existente a Chile o Argentina. Esto corre tanto para los que somos mapuche por ascendencia directa, como para nuestras parejas o cónyuges y para nuestros wenuy o amigos ya mapuchizados y que son parte de nuestra nación grande.
Eric Melillanca Torres
Ingeniero Civil en Informática
Magíster (C) en Ingeniería Industrial
Presidente de Corporación de Desarrollo Mapuche Trawün