En estos momentos, toda la Unión Europea está intentando que Estados Unidos no desconozca el tratado nuclear con Irán que fue aprobado por unanimidad de los cinco estados miembros permanentes del Consejo de Seguridad, o sea también por Estados Unidos, Alemania y la misma República de Irán.
Pero las noticias realmente significativas llegan desde el oriente. Por supuesto lo más relevante fue el anuncio por parte de Corea del Norte de que suspenderá sus pruebas con armas nucleares e iniciará negociaciones de paz con Estados Unidos.
Por cierto la prensa estadounidense y sus aliados europeos han presentado este hecho como un gran triunfo de la política amenazante de Washington que supuestamente habría terminado por aterrorizar al líder norcoreano Kim Jong Un un forzándolo a negociar una paz.
Con esa versión se cubre de gloria la estrategia amatonada de Donald Trump, pero los hechos netos muestran una realidad muy distinta. En realidad fue Kim Jong Un el que en la práctica obligo a Donald Trump a aceptar las negociaciones.
De hecho fue la porfiada persistencia de Kim Jong Un la que, enfrentando durísimas sanciones económicas bloqueo y amenazas, siguió desarrollando y probando su arsenal de armas termonucleares, incluyendo una poderosísima bomba de hidrógeno y demostrando que sus misiles podían incluso alcanzar profundamente el territorio norteamericano.
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