La sexualidad y sus distintas manifestaciones, han generado el auge de ciertos conceptos desconocidos para algunos, los cuales se hacen presentes con un solo propósito: ampliar de forma concreta el abanico de posibilidades respecto a cómo las personas están disfrutando del sexo hoy en día.
Es así como términos relacionados a la heterosexualidad, bisexualidad, homosexualidad y hasta asexualidad se toman los medios de comunicación con diferentes noticias y reportajes que sólo hacen muestran el sexo en sus diferentes facetas; diversas opciones que contextualizan a cada persona con sus gustos íntimos, donde el placer es el mayor protagonista.
Sin embargo, hay un concepto que pasa desapercibido para la gran mayoría, cuya dosis de complejidad potencial resulta un tanto abrumador para quien lo experimenta a diario, sobre todo en la edad adolescente y juventud temprana: se trata de la demisexualidad.
Esta manifestación la viven aquellas personas que no sienten atracción o deseo sexual en base a la belleza corporal o la atracción física, sino que únicamente experimentan aquel despertar con quienes hayan logrado crear una conexión emocional fuerte, ya sea amor o amistad. Sin esos vínculos y previa relación, no se logra concebir apetito sexual por alguien.
Asimismo, se piensa que este concepto tiene directa relación con una especie de asexualidad temporal, donde se despierta el deseo de tener sexo con alguien cuya experiencia de vida ha sido satisfactoria y plena, permitiéndole crear intereses afines, muestras de cariño y amor en común. Por ende, al destruirse tales vínculos emocionales, la atracción sexual también se desvanece rápidamente, según lo plasmado en el sitio web
Pero ¿quiénes podrían padecer este tipo de comportamiento sexual? Si bien no hay estudios que demuestren por qué una persona es demisexual, desde la psicología hay un claro enfoque hacia experiencias personales, la historia y la definición que cada uno hace de sí mismo y de la atribución que le entrega a los encuentros sexuales.
“Hay que tener en claro que este es un concepto reciente que busca conceptualizar a un grupo de personas en que la atracción y conexión emocional sobrepasan el deseo carnal promovido por los cuerpos perfectos. Sin embargo, aún no hay investigaciones ni literatura que permitan comprender a cabalidad este término acuñado por Asexual Visibility and Education Network (AVEN), quienes han ido trabajando hacia colectivos relacionados con la diversidad sexual” sostuvo Andrés Córdova, Psicólogo Clínico y Experto en Terapias de Pareja.
Asimismo, el psicólogo indica que se habla de demisexual porque el término está en un punto medio entre asexualidad y orientación sexual. Sin embargo, cuando se logra la conexión emocional la persona es capaz de definir su objeto sexual, y por lo tanto, delimitar con claridad que se desea. Desde esa perspectiva podemos encontrar demisexuales heterosexuales, homosexuales y bisexuales.
En este escenario se debe tener en cuenta que para los demisexuales el sexo es más que el hecho mismo, sino que es un acto de entrega y fusión con otro ser en todos los aspectos. Si somos capaces de comprender esto, podremos entender que cuando existe un vínculo seguro, es posible experimentar una mayor entrega en el acto sexual, y como resultado de ello hacer del sexo un momento más pleno y placentero.
Sin embargo, de acuerdo a experiencias de vida, el ser humano tiene la capacidad de separar el amor de la sexualidad, razón por la que muchas personas pueden establecer sólo vínculos sexuales (temporales o estables) que pueden ser igualmente placenteros, pero no plenos.
Lo mismo puede ocurrir con quienes sólo se centran en el ámbito amoroso, pues al congelar su lado erótico, se generan lazos satisfactorios pero no suficientemente plenos. Por ello, es necesario no suprimir del todo el placer sexual e integrarlo de forma correcta a las relaciones de pareja.
En tales compromisos de pareja, el amor y la sexualidad cobran mayor relevancia. Para ello es útil citar los componentes que plantea el psicólogo estadounidense Robert Stenberg en su Teoría del Triangulo del Amor, donde sostiene que toda relación se basa en tres conceptos: Intimidad, Pasión y Compromiso. Cuando están presentes los 3 se produce un amor más satisfactorio. Al respecto, es importante la forma en cómo cada pareja decide vivir estos componentes para que resulte lo suficientemente satisfactoria la relación y así mantener encendida esa chispa tan necesaria.
“Debido a que predomina el cariño por sobre la pasión, acá se busca un placer completo, uno que le entregue a la persona protección y logre contenerlo en situaciones complejas. Acá predomina aquella sensación de seguridad y estabilidad que hace que la persona se sienta más completa. Asimismo, hay que recordar que una vinculación emocional fuerte no necesariamente va de la mano de un proyecto de vida en común”, declaró el especialista en terapias de pareja.
Al haber una posible separación, al igual que en cualquier relación o lazo fuerte, está la sensación de que fracasó un proyecto; sintiendo esa sensación de abandono y de no sentirse querido. Instancia en que se activan nuestros miedos más profundos, pues nos tornamos más vulnerables ante cualquier situación.
Para definir las sensaciones de un demisexual, se habla de atracción sexual en dos ámbitos:
Primaria:
se basa en las cualidades exteriores que tiene la persona como por ejemplo, su físico, rostro, forma de vestir, peinar, personalidad y seguridad proyectada.
Secundaria:
se centra en cualidades no sólo interiores, sino que es el fruto de una relación previa: una compromiso estable y duradero de fidelidad y amor; una especie de conexión emocional intensa, admiración mutua en base a ideas o actitudes.
Debido a ello, hay que indicar que la mayoría de las relaciones comienzan por la etapa primaria y sólo en algunos casos se llega a la secundaria: ya que sin un interés físico no se cultiva el compromiso. Sin embargo, en otros casos se decide no pasar al siguiente nivel (relaciones muy esporádicas, puntuales, únicamente sexuales y fugaces).
En la demisexualidad ocurre todo lo contrario: Puesto que para alcanzar aquel nivel primario es necesario primero alcanzar el secundario, en que la persona se enamora de lo interno para después darse el tiempo de contemplar lo externo.