Los desnudos femeninos en el arte suelen seguir la línea de la famosa pintura “El Nacimiento de Venus” de Sandro Botticelli, es decir, cuerpos esculpidos, delgados y con proporciones perfectas.
Pero la artista neoyorquina Victoria Selbach decidió romper con este molde y pintar la belleza de la mujer en una forma muy realista, mostrando sus cuerpos tal y como son.
“Siento una fuerte conexión con las mujeres, una lealtad, una hermandad, una empatía. Me siento atraída por su resplandor. Cada musa trae su compleja identidad y belleza en el momento. No pretendo dar a entender o añadir cualidades a las mujeres que pinto. Mi trabajo es estudiar la interacción entre la luz y la musa”, explicó la pintora en declaraciones recogidas por el diario electrónico estadounidense Huffington Post.
Las modelos de Selbach son féminas comunes y corrientes, a las que representa en su mundo cotidiano, sin poses elaboradas.
La artista explica que lo que más aprecia es cómo la luz se encuentra con las formas femeninas y que se maravilla con los contrastes de luz y oscuridad que se crean en el cuerpo.
Con respecto a su motivación, Selbach dice que desde niña estuvo expuesta a obras de arte religioso, lo que de cierta manera trazó su estilo artístico. “Las primeras obras de arte que tuvieron un impacto en mí fueron las pinturas religiosas e ilustraciones que me tropecé en el crecimiento de la fe Católica”, señala, añadiendo que estas creaciones cargadas de misterio alimentaron su imaginación y curiosidad.
“Su marcado contraste con mi infancia alegre insinuó algo más oscuro, más adulto, algo para ser temido y aún dibujado. Es el peso físico de esas piezas no los aspectos de fantasía lo que se puede ver en mi trabajo actual. Tenían una capacidad de atraer al espectador, crear el deseo de conocer la emoción, de experimentar empatía”, aseguró.
Ella dice que la mayor fortaleza de su trabajo es “el poder para mostrar a las mujeres reales, honestas, presentes, complejas y como completos individuos, radiantes por derecho propio. No despojadas de su condición de persona, o manipuladas por una fantasía o una metáfora (…), tal vez romper las nociones de la intolerancia y los estereotipos”
Selbach afirma que una de sus mayores alegrías es trabajar con mujeres que no reconocen su belleza y después al ver las obras, logran sorprenderse y encontrarla.