La sexualidad es tema recurrente de reportajes, conversaciones de amigos y dentro de las relaciones de pareja, ya que es ahí donde los encuentros sexuales ocupan un rol importante. De hecho, resulta difícil mantenerse al margen de este tipo de temáticas si vivimos en una sociedad donde todo se vincula con el sexo, transformando a éste incluso en un “valor supremo”.
Pero junto con el goce que entrega esta actividad íntima, también existen una serie de complicaciones que si no se toman las medidas necesarias pueden traer graves consecuencias para la salud.
En este plano se hacen presente las enfermedades de transmisión sexual, donde dentro de las más importantes está el VIH SIDA, padecimiento que provocó cambios profundos en la conducta sexual de millones de personas en el mundo.
Si bien tras su aparición en la década de los 80, el cuerpo médico de cada país incorporó medidas de prevención en las prácticas sexuales, a la fecha existe un número que se resiste a tomar medidas y no ven la gravedad que conllevan tales enfermedades si se miran de una forma irresponsable.
Pero, ¿por qué algunas personas prefieren evadir este tipo de temas? Básicamente es producto de una serie de temores que aparecen cuando se está conociendo a alguien, los cuales van desde dudas con la comunicación, hasta el miedo de perder a la persona o ser enjuiciado por ésta.
Y es por eso que aquella conversación acerca de la salud sexual siempre surge al inicio de los encuentros íntimos, y más aún cuando uno de los dos desea dejar de lado el preservativo.
Fabiola Valenzuela Andrighi, Psicóloga Clínica y Terapeuta de Parejas, sostiene que el momento más apropiado para sacar a la luz este tipo de temáticas puede ser al inicio de la vida sexual, especialmente cuando alguno de los miembros de la pareja ha tenido experiencias previas con enfermedades de transmisión sexual (ETS) y siente dudas acerca del futuro íntimo que comenzará a explorar.
Lo ideal es que cuando la relación ya va tomando forma, ambos decidan hacerse exámenes para detectar alguna posible enfermedad como el caso del VIH, HPV (virus del papiloma humano) y las Hepatitis B y C, siendo estas patologías, por todo lo que envuelven médicamente, las que más preocupan.
En esta instancia la prevención es el arma más efectiva para combatirlas, pero más allá del aspecto clínico, la apertura para comunicar y encontrar caminos para despejar dudas, ayuda a generar confianza y fortalece el vínculo en la relación que se está formando.
Por ese motivo, si se aborda este tema al iniciar la vida sexual con una pareja estable, tal medida tiende a fortalecer el vínculo y asimismo la intimidad. Además, se entiende que también deberían existir lazos de confianza más sólidos, por lo que no debiese ser un tema tabú si es que uno de los dos tiene curiosidad respecto a este tipo de temáticas.
Distinto es el escenario si alguno de los dos presenta o ha padecido alguna ETS y existe un riesgo de contagio latente. En ese caso, lo más prudente y responsable es hablarlo antes de iniciar la vida sexual con el otro, momento en que se le debe entregar toda la información correspondiente y decidir en conjunto la postergación o el comienzo de la vida sexual, tomando así las medidas de protección adecuadas para un disfrute seguro.
En esta instancia se pueden presentar una serie de complicaciones que posiblemente no se habían visualizado anteriormente, donde lo principal puede estar relacionado con la percepción de desconfianza en la vida íntima del otro, más aún cuando en la conversación alguno de los miembros revela el haber padecido de contagio de alguna ETS, que tras un riguroso tratamiento médico desapareció.
“Ahora, si el contagio se da dentro de la relación por algún vinculo con un tercero, naturalmente provocará serias dificultades en el compromiso e incluso una ruptura debido a la falta de respecto que contempla la infidelidad y la presencia de la patología”, declaró la profesional.
Es por eso que muchos que están iniciado una nueva relación se deben preguntar ¿Es necesario hablar de la vida sexual pasada o realmente es algo que se debe mantener en reserva?, frente a esta interrogante la profesional afirma que: “hablar de la vida sexual previa al iniciar un nuevo romance, especialmente cuando ha sido una intimidad sana y placentera, no es lo más apropiado, ya que esto podría generar sentimientos negativos en alguno de los miembros de la nueva pareja”.
“En caso de padecer alguna ETS se hace indispensable buscar la instancia pertinente para tocar el tema en profundidad, especialmente cuando existe riesgo de contagio, por una cuestión de respeto, responsabilidad y amor por el otro”, sostuvo la psicóloga.
Y si en este universo de confesiones tu nueva pareja te dice que padece una enfermedad de transmisión sexual, lo principal es informarse adecuadamente del tipo de ETS que presenta, el riesgo de contagio y las medidas que se pueden tomar en torno a la prevención, ya que actuando responsablemente y con conocimiento del tema, se puede llevar a cabo una vida sexual con bastante normalidad.
Por esa razón se hace indispensable conversar de aquello que nos pasa. Debemos recordar que las bases de una relación sólida son la confianza y el respeto por el otro, y al contarlo se abre la posibilidad de ir en búsqueda de las soluciones adecuadas, sin dañar la integridad de tu enamorado (a).
Además, tal confesión es una muestra de amor genuino por quien es mi pareja, ya que dicho comportamiento es una clara manifestación de lo importante que es para ti es esa persona y que con tu actuar nunca la dañarías.
Para que esta confesión no ponga en riesgo tu relación y no opaque los lindos momentos vividos, lo primero es conocer la opinión de un especialista en ETS y ahí tomar las medidas del caso.
Ahora, cuando la existencia de una ETS en algún miembro de la pareja provoca inestabilidad y disfuncionalidad en la relación, lo más indicado es acceder a una terapia para poder subsanar aquellos aspectos que se han visto dañados.
Del mismo modo, si se actúa bien y de forma responsable hay que tener en cuenta que la otra persona lo agradecerá, resaltando que siempre será mejor una prevención oportuna que lamentarse tras un actuar irresponsable o a la ligera.