Los compromisos de pareja son un tema recurrente de revistas femeninas, programas de televisión y reuniones sociales, y es que siempre se ha dicho que en el amor existe una variedad de matices y subjetividades que le entregan ese ingrediente distinto a cada romance, haciendo que tales amoríos despierten interés en el resto.
Por años se pensó que eran ellas las que llevaban la relación, y no precisamente de una buena forma, sino que a través de técnicas manipuladoras que influían directamente en la forma de comportarse del otro y en las respuestas que se espera escuchar.
Una acusación bastante errónea, ya que si hablamos de manipulación ésta carece de sexo e incluso de edad, pues aunque no queramos asumirlo, puede estar presente en cualquier pareja, incluso sin que uno de sus miembros sepa que es víctima de una mente manipuladora.
Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de manipulación en un compromiso? Según sostiene Andrés Córdova, Psicólogo, experto en terapia de parejas y docente de Universidad San Sebastián, tiene que ver con una conducta que repercute en el intento o deseo de controlar al otro para que cumpla mis deseos o requerimientos un tanto antojadizos.
La manipulación puede expresarse en términos emocionales, sexuales o económicos, e incide en que el otro está a merced de la satisfacción de mis deseos o necesidades. “Razón por la que es preciso indicar que esta conducta no responde a un interés porque el otro pueda satisfacer mis búsquedas, caprichos o expectativas de una manera genuina que contribuya al crecimiento de la pareja, sino que ante todo está el deseo de controlar y someter al otro a mi gusto”, expresó el profesional.
Por lo tanto, este patrón conductual se puede definir como un acto que violenta el compromiso, sobretodo si se da de manera constante y se establece como un modelo relacional, pudiendo darse en ciertos estilos de personalidad (limítrofes, narcisistas, entre otros) y que expresan la inseguridad y las ansiedades de quien la ejerce, es decir, es una persona que necesita tener el control para sentirse querido.
Tales declaraciones se oponen rotundamente a lo que entendemos como amor de pareja, ya que éste es un acto libre donde se respeta el crecimiento del otro y cuyas necesidades se pueden manifestar mediante una comunicación abierta que generen caminos conjuntos de resolución.
Pero detectar a un manipulador es complejo, sobre todo porque la mayoría de estas personas utiliza tácticas sutiles, como el chantaje emocional que nos puede llevar a la paranoia, o es capaz de despertar una profunda sensación de culpa en nosotros, impidiendo que actuemos u opinemos de forma natural y libre, explica Oscar Cáceres, Coach Ontológico y experto en Programación Neurolingüística (PNL) al portal femenino Biut.
De acuerdo a ello, el experto da a conocer 3 formas de manipulación más comunes en las relaciones de pareja actuales:
1 – Distraer a la pareja con temas irrelevantes
Esta táctica es muy utilizada por quienes desean desviar la atención de temas importantes a través de continuas distracciones, las cuales permiten que el manipulador gane tiempo para enfrentar aquello tan relevante.
Un ejemplo de ello es cuando en los compromisos se pretende tapar una crisis con regalos, viajes o con situaciones puntuales que involucran a los hijos.
2- Apelar directamente a lo emocional por sobre lo racional
Todos somos sentimentales, por lo que no es difícil ceder ante una técnica de carácter afectivo. Por lo que, mostrarse como alguien inofensivo mueve al otro a perdonar fácilmente si se ha cometido un error.
De esa forma se logra salir airoso ante una infidelidad, y es una técnica para evitar hablar de aquello que realmente importa y ha causado dolor en la relación.
3- Utilizar un lenguaje ambiguo que tienda a confusiones
Frases como: “Mira como me tienes” “siempre haces lo mismo” entre otras, hacen que el afectado se sienta confundido y hasta responsable de los posibles conflictos presentes en la relación.
Del mismo modo, el sitio de parejas Familias.com da a conocer otras 5 nuevas señales que indican que posiblemente estés siendo manipulado por tu pareja, todo con el afán de conseguir su tan anhelado objetivo.
4 – Se aprovecha de tus debilidades
Una vez que tu pareja detecta qué te hace más débil, utiliza ese punto una y otra vez para obtener ventaja en la relación, hiriendo tu ego o tomando oportunidades para avergonzarte y hacerte daño con aquello que más te duele.
5- Te culpa a ti o a los demás de su actuar y posibles errores
Si la relación va mal y de forma constante se generan conflictos, siempre te responsabiliza a ti de lo sucedido. Asimismo, es capaz de culpar a terceros de los problemas de pareja y hasta de su actuar en caso de una posible infidelidad.
6- Chantaje emocional
En este plano entra en juego la intimidación, la vergüenza, la culpa y hasta la amenaza con tal de tener al otro a tu lado. Por esa razón no dudan en decir frases como: “Si me dejas me mato”, “si sales por esa puerta no ves nunca más a tu hijo” o “no puedo creer que hayas caído tan bajo”.
7- Utiliza su artillería para quedar siempre como el inocente
Cada vez que hay un problema, tu pareja consigue hacerte creer que siempre ella o él es el/la perjudicada. De esa forma y tras la discusión quedas con la sensación que tú eres el que se equivocó y terminas simpatizando con sus malas experiencias.
En algunos casos eres el que acude a consolar al otro e incluso a pedir disculpas por lo ocasionado, aunque en muchas ocasiones no hayas hecho nada malo.
8- El bromista
Alguien que piensa todo el tiempo en manipularte te hará sentir intimidada, avergonzada y ridiculizada cuando están juntos e incluso cuando están frente a otras personas (amigos).
Si sucede algo así y una de tus amigas se enfrenta a tu enamorado por ser grosero, lo más probable que él se escude en que todo fue parte de una broma y que el resto no tiene sentido del humor. Sin embargo, los que están prestando total atención se darán cuenta que tales dichos no son parte de un chiste, sino que verdaderos ataques a tu autoestima.
Por ende, es vital prestar total atención a las señales que pueden indicar que estás siendo blanco de una manipulación, la cual tiene directa relación con sentirse controlado y sometido a la voluntad del otro; una especie de romance en que estamos limitados a satisfacer sus necesidades por sobre las propias.
Una vez que la manipulación se instala en la pareja como un patrón relacional permanente, ésta adquiere características de violencia psicológica, pues anula la voluntad del otro, teniendo efectos importantes en la autoestima y la valoración personal, así como también en el desgaste y la sensación de agobio que acompaña el compromiso.
Para acabar con esto, es importante generar espacios de diálogo, de resolución conjunta de las dificultades, pues ello fortalece la confianza y la comunicación de lo que cada uno necesita y espera de la relación.
Lo importante es cambiar los métodos de coómo nos relacionamos para no mantener y sostener un compromiso dañino y tóxico. Cuando no hay posibilidad de poder dialogar con el otro, es importante buscar ayuda terapéutica, tanto a nivel personal como de pareja, pues es fundamental reconocer el aporte que cada uno entrega para sostener esta dificultad y salir de tal problemática.