“La anorexia es una enfermedad egoísta, y aunque es una vergüenza tenerla, a veces me gusta. A veces consigue que me sienta fuerte porque soy capaz de hacer cosas que los demás no pueden. Adelgazar es mi talento más arraigado”.

(Extracto del libro Corazón de mariposa, de Andrea Tomé).

En los últimos 60 años, la incidencia de la anorexia ha aumentado exponencialmente al igual que otros trastornos de la alimentación. El Ministerio de Salud estima que la prevalencia de la anorexia en Chile va desde un 0,5% a un 3% en adolescentes y mujeres jóvenes de entre 10 y 25 años, donde la edad promedio de desarrollo de enfermedad es a los 13 años.

Comúnmente oímos hablar de la anorexia o de la bulimia, pero se desconocen otros trastornos alimentarios importantes como la denominada pica, o la rumiación en niños.

La primera, la pica, implica la ingesta de cualquier sustancia que no sea nutritiva para el organismo por más de un mes (arena, polvos, detergente, pintura, entre otras) y suele presentarse en niños o mujeres embarazadas. La presencia de pica se asocia con la falta de hierro en el organismo, pero también se relaciona con ambientes muy vulnerables y dañinos.

Por otro lado, la rumiación se presenta comúnmente en niños e implica la masticación continua del alimento y su regurgitación durante un lapso que supera un mes. Este trastorno se presenta consecuencia de la incapacidad del niño en regular su malestar interno, asociándose a pequeños muy ansiosos.

¿Qué es realmente la anorexia?

La anorexia implica un profundo rechazo a mantener un peso mínimo y normal, mucho miedo a engordar, una imagen distorsionada del propio cuerpo y una sobrevaloración de la delgadez. Además, en mujeres se produce amenorrea por al menos tres ciclos, que es la interrupción del período menstrual. Esto lleva a las personas a limitar sus comidas cada vez con mayor frecuencia hasta llegar a la restricción casi total.

Existen dos tipos de anorexia, la anorexia de tipo restrictiva y la compulsiva o purgatoria.

La primera implica el ayuno por varios días e intenso ejercicio físico que conlleva una rápida pérdida de peso. La segunda, implica el uso de diuréticos y laxantes, con gran ingesta de comida para luego vomitarla, uso de enemas, entre otros.

Esta enfermedad es mayormente prevalente en países desarrollados, en donde la delgadez es impuesta como el modelo y camino hacia la perfección y la belleza. Pero muchos de quienes sufren de esta patología buscan la extrema delgadez como un regulador emocional frente otros problemas de fondo, como la ansiedad, la depresión, la mala comunicación familiar o conflictos con la propia identidad.

Es así que la delgadez se convierte en sinónimo de perfección y felicidad, lo que afecta principalmente a mujeres jóvenes entre 13 y 25 años.

¿Cómo reconocer un cuadro de anorexia nerviosa?

Nicki Dobrin | Flickr (CC)

Nicki Dobrin | Flickr (CC)

Es muy difícil para una persona que sufre de anorexia reconocer que la padece. Normalmente son los familiares y/o amigos quienes se dan cuenta de los profundos cambios físicos y emocionales que los llevan a solicitar ayuda. Los síntomas más comunes para reconocer la anorexia son:

1) Ánimo deprimido: Una persona con anorexia tendrá la mayor parte del tiempo un aire melancólico, triste o fácilmente irritable.

2) Retraimiento social: Al sentirse inferiores y con sobrepeso, las personas con anorexia tienden a esconderse del resto. Dejan de ver a sus amistades y familiares por la insatisfacción que sienten respecto a su propio cuerpo.

3) Evitar las comidas en familia: Comúnmente no participan de las comidas familiares. Es habitual que sean quienes cocinen y preparen la alimentación de los demás en el hogar, pero difícilmente se les verá comiendo.

4) Ejercicio intenso: Pueden ocupar muchas horas en el gimnasio o realizando otras actividades físicas para incrementar su gasto energético.

Otros síntomas importantes, pero no tan evidentes son: la intolerancia al frío, el uso de grandes cantidades de ropa para ocultar su delgadez, dolores abdominales consecuencia de la baja ingesta de alimentos, sequedad de la piel, insomnio y constipación.

¿Por qué ocurre?

Principalmente, son 3 los grandes núcleos que afectan al desarrollo de la enfermedad: el familiar, el sociocultural y el individual.

Factores familiares: Las familias de las personas con anorexia pueden ser profundamente rígidas e inflexibles con sus miembros, otorgando mayor importancia “al qué dirán” que a las reales necesidades de cada uno. Pueden dar excesiva importancia a la apariencia física, inculcando desde pequeños a sus hijos que el ideal es ser delgado.

Tienden a no hablar de los problemas familiares, evitan las confrontaciones y no dan lugar para debatir los problemas, además de poco apoyo y contención entre ellos. Muchas veces, los niños quedan aislados emocionalmente consecuencia de los conflictos entre los padres, los que les genera profundos sentimientos de tristeza y soledad.

Factores socioculturales: Hoy en día, ser delgado es sinónimo de estar sano y feliz, lo que se promueve constantemente en la televisión y en internet. Por ello, el límite entre lo sano y lo patológico es difícil de visualizar, lo que lleva a quienes padecen de anorexia a realizar conductas destructivas contra sí mismos por alcanzar este ideal de perfección, buscando a través de la disminución del peso la aceptación social.

Factores individuales: Quienes viven la anorexia sufren también de una muy baja autoestima, por lo que la delgadez es visualizada como la solución para convertirse en personas amadas, suficientemente buenas como para ser aceptados por el resto, respetados y considerados. Esto se produce consecuencia de que muchos quienes sufren o han sufrido esta enfermedad han pasado también por algún episodio de maltrato psicológico alguna vez en su vida.

Además, no solo estos tres núcleos pueden ser incidentes en el desarrollo de la anorexia, puesto que pudiesen estar también interfiriendo factores biológicos, genéticos o neuroquímicos.

¿Qué podemos hacer?

El tratamiento contra la anorexia es muy complejo y de muy mal pronóstico debido al gran peligro que significa. El desbalance hidroelectrolítico (alteración de los líquidos y minerales corporales) que se produce en el cuerpo como consecuencia de dejar de comer, genera arritmias que pueden desencadenar en un infarto. Por otro lado, los síntomas psíquicos de la enfermedad generan tal grado de malestar que muchos pueden concurrir al suicidio como forma de escape, lo que asociado a la sintomatología física, requiere movilizar a un equipo multidisciplinario completo para su tratamiento.

La principal clave es el tratamiento temprano. Muchas veces estos pacientes requieren de internación para recuperar el peso perdido e instaurar nuevamente hábitos alimenticios, por lo que se necesita de supervisión y apoyo permanente tanto de familiares como profesionales.

Si tienes a un familiar o amigo del cual sospechas puede estar sufriendo de esta enfermedad, puedes asistir a tu centro de salud asistencial más cercano para solicitar las horas correspondientes con los distintos profesionales para el diagnóstico y derivación. Los mismos profesionales del centro te orientarán respecto a que acciones concretas realizar, otorgándote la información de los pasos a seguir y las distintas opciones de internación de tu ciudad.

Es importante que solicites también ayuda psicológica para que puedan otorgarte información respecto de cómo llevar a un centro médico y qué decir a tu familiar, además de prepararte a ti emocionalmente respecto de lo que significa el inicio de un tratamiento tal.

Finalmente, también puedes acercarte a clínicas especializadas en el tratamiento contra los trastornos alimenticios, los cuales podrán indicarte a qué programas acceder, como:

Santiago
Centro Aida de atención para desórdenes en adolescentes, adultos, niños y familia. Fono (56-2) 29538110
Unidad de trastornos alimenticios del Hospital clínico de la Universidad Católica. Fono 2 2676 7000
Centro médico San Joaquín, Fono 2 2754 8800 (Atención mental clínica San Carlos de Apoquindo)

Concepción
Unidad de Salud Mental de la Clínica Universitaria de Concepción. Fono (41) 226 6000.
Centro Médico Integral Lo Pequén, Unidad de Salud Mental. Fono (41) 246 8968.

Daniela Troncoso Jiménez | Facebook
Psicóloga titulada de la Universidad del Desarrollo
Actualmente atiende en el Centro Médico Lo Pequén de Concepción