La forma en que se diagnosticaba en Estados Unidos el autismo condujo a una aparente triplicación de los casos en los últimos años, lo cual no refleja la realidad, dijeron los investigadores el miércoles.
Lo que sucede es que más jóvenes con discapacidades intelectuales o de desarrollo están siendo clasificados como autistas, sostuvo el estudio en el American Journal of Medical Genetics.
Los diagnósticos en los que prevalecía el autismo en Estados Unidos alcanzaba a una persona en 5.000 en 1975.
Aumentó a uno en 150 en 2002 y alcanzó a uno de 68 en 2012, según los Centros parea el Control y Prevención de Enfermedades.
“Este nuevo estudio nos da la primera evidencia directa de que gran parte del aumento puede ser atribuible meramente a la reclasificación de individuos con desórdenes neurológicos relacionados en lugar de a un aumento real en la tasa de nuevos casos de autismo”, explicó.
Científicos de la universidad estatal de Pensilvania analizaron 11 años de datos sobre matriculación en educación especial en un promedio de 6,2 millones de niños por año.
No hallaron “ningún aumento en general en el número de estudiantes enrolados en educación especial”, dijo el estudio.
“Además concluyeron que el aumento en los estudiantes diagnosticados con autismo estaba compensado por un descenso similar en los estudiantes diagnosticados con otras discapacidades intelectuales que a veces co-ocurren con el autismo”.
Por lo tanto, lo que podría parecer como una epidemia de autismo es más probable que sea por un cambio en los criterios para el diagnóstico en el tiempo.
Además, el autismo es una condición complicada con muchos grados de intensidad, y puede superponerse con otros desórdenes relacionados.
“La alta tasa de co-ocurrencia de otras discapacidades intelectuales con el autismo, que conllevan a la reclasificación del diagnóstico, es seguramente debido a factores genéticos compartidos en muchos desórdenes en el desarrollo neurológico” dijo el investigador Santhosh Girirajan, profesor asistente de bioquímica y biología molecular y antropología de la Penn State University.
“Cada paciente es diferente y debe tratarse como tal. Las medidas del diagnóstico estandarizado deben tener en cuenta el análisis genético detallado y un seguimiento periódico en estudios futuros en los que prevalece el autismo”.