Está demostrado que el estómago de los pandas gigantes no está adaptado al consumo de bambú pero el animal se acomoda a este régimen alimenticio a causa de su ritmo de vida particularmente lento, explica un estudio publicado este jueves en la revista Science.
El estudio, realizado en China sobre una muestra de tres pandas salvajes y cinco en cautividad, demuestra que este animal en peligro de extinción es bastante menos activo que sus parientes los osos.
El gasto energético de los pandas gigantes es “bastante menos elevado que el de los koalas y parecido al de los perezosos tridáctilos”, explica el estudio, precisando que el gasto energético de los pandas representa el 38% del de un animal terrestre de tamaño semejante.
Su tasa de hormonas tiroideas, importantes para la regulación de la energía y del peso, también es anormalmente baja, comparada con la del resto de los mamíferos.
Estos datos explican cómo los pandas son capaces de sobrevivir comiendo bambú aunque su estómago no esté adaptado a este alimento, tal y como muestran investigaciones precedentes.
Como la lentitud del gran mamífero implica poco gasto energético, puede ingerir grandes cantidades de esta planta que abunda en su hábitat natural del suroeste de China.
Actualmente unos 1.600 pandas viven en libertad en China y unos 300 en cautividad.