Al este de Helsinki, capital de Finlandia, está emplazada la escuela “Viikki” para el entrenamiento de profesores, la cual se describe así misma como un laboratorio para profesores estudiantes. Aquí,al igual que en las 11 que existen en esta nación, varios profesores que están cursando sus estudios realizan lo que sería un equivalente al internado para los estudiantes de medicina.
El rector de la escuela, Kimmo Koskinen, dice: “Ésta es una de las formas por las que demostramos cuánto respeto le tenemos a la formación de profesores, es algo tan importante como educar médicos”.
Finlandia ha estado por más de una década encabezando los rankings del informe Pisa, el cual mide el rendimiento de los estudiantes de forma global, desde que se comenzaron a mostrar sus resultados en el año 2001. ¿Cómo un país pequeño, principalmente agrícola y que en este momento se encuentra en una crisis económica ha logrado mantener este altísimo nivel? La respuesta radica en gran medida en la formación de sus profesores.
Como consigna el diario inglés The Guardian, la demanda para está profesión es altísima debido al gran prestigio que conlleva. Sólo el 10% de las personas que postulan a cerreras de educación son admitidos.
Además de esto, debes tener notas de la educación superior mayores a 6.5 de promedio para poder acceder a estas carreras, sumado a un examen de admisión en las universidades, una entrevista para medir la habilidad de empatía y comunicación del postulante, la entrega del resumen de la lectura de un libro, la explicación de un tema frente a una clase y otras pruebas dependiendo de sus preferencias de estudio.
En contraste con nuestro país, las carrera tiene una duración de 5 años, de los cuales la licenciatura dura 3 y los otros 2 años son de un magíster que es obligatorio para todos los que deseen titularse de profesor. La formación durante estos años es muy exigente y al finalizar su carrera, es común que los alumnos más sobresalientes de cada generación se dediquen a la enseñanza de los niños más pequeños.
Durante los años 70 y 80 todo el sistema educacional estaba estrictamente regido por un modelo central que provenía desde el estado buscando una homogeneidad de todas las instituciones, al igual que pasa ahora en nuestro país, pero en los años 90 queriendo crear una nueva cultura de la educación se les entregó total autonomía a cada institución, siendo cada colegio responsable de una planificación autónoma libre de inspecciones, requiriendo que los profesores tengo un alto grado académico y sean tratados como profesionales.
El decano de la facultad de educación de la Universidad de Helsinki, Patrik Scheinin, comenta “Queremos producir disonancia cognitiva, personas que irrumpan el pensamiento de aquellos que lo creen saber todo sobre educar. No porque lleves haciendo algo por 20 años y funcione para ti significa que va a funcionar para otros profesores o estudiantes”
El increíble sistema educacional de Finlandia, que los ha logrado posicionar como uno de los mejores del mundo, lleva a reflexionar acerca del sistema de formación docente que tenía antiguamente Chile, las Escuelas Normalistas, basadas en el sistema Alemán e impulsadas por el presidente Manuel Bulnes, que a pesar de su éxito y gran calidad de sus educadores fueron cerradas abruptamente luego del golpe de estado en 1973, pasando al sistema actual de formación en universidades.